Era el segundo intento que Eleanor hizo aquella mañana a primera hora. Los niños dormían, Emilio salió junto a León y los únicos que quedaban en la casa solo esperaba que no se le diera por aparecerse.
—Amelia, solo quiero saber si estás bien, no deseo incomodarte —Habló contra la puerta en voz baja. Ella la estaba escuchando, era como si pudiera sentirlo —. Donovan me permitió quince minutos hace algunas semanas sí, pero no he podido dar contigo. ¿Crees que puedes abrirme solo para comprobar que estás bien? Traje algunos postres que han sobrado, tienen menta...espero que eso no incomode, a mi no lo hace para nada —rio mirando la bandeja —. A Enzo tampoco. Oh, Enzo es el más grande con quince años, después Ethan con casi siete, y Elliot con un año y algunos meses —parloteó con un deje de nostalgia —. Y si todo sale bien —carraspeó tragando el nudo —, serán dos hijas más. Si, si, que yo ni siquiera sé cómo he pasado de vivir sola a tener cinco hijos, pero ¿Lo cambiaría? ¿Cambiaría alguna parte de cómo se dieron las cosas? La verdad es que no, todo debió pasar por algo supongo, adem—
La puerta se abrió cortando con su discurso, ese en el que probablemente se le había pasado media mañana.
Luciendo unos pantalones deportivos, y un abrigo, Amelia apareció con su cabello perfectamente peinado, sus ojos verdes relucientes. Era bellísima, y aun no podía descifrarla.
—Buenos días —le devolvía el saludo con timidez pasando su mano por su pulsera con una "D" marcada.
Oh, por favor.
Tirando de sus rizos hacia atrás, Eleanor sonrió para luego borrar la sonrisa de inmediato. Que no te ve. Bueno, parecía que sí.
—¿Dónde prefieres que deje esta bandeja?
Apartándose, pero sujetándose de la puerta, Amelia le permitió pasar a su habitación.
—Hay una mesilla a dos metros de la cama.
Si, efectivamente estaba ahí. Eleanor dejó la bandeja y sin pensarlo dos veces se sentó en uno de los pequeños sofás. Mientras su cuñado durmiera los ratones podían seguir de fiesta.
—Estoy sentada, espero que no te moleste mi compañía, pero no estoy acostumbrada a desayunar sola —arremetió con sencillez observándola sentarse en el otro sofá a su lado. Sus manos sobre sus piernas nerviosa —. ¿Tú si?
Chusma, Eleanor, chusma.
—Desayuno con Donovan —confesó en voz baja.
Eleanor quiso reír esta vez, porque claramente aquello no podía ser cierto cuando su cuñado desayunaba junto a toda la familia por ordenes de Arinka.
—Discúlpame, Amelia, pero lo veo todas las mañanas desayunar con nosotros. Bueno, apenas engulla algo —frunció sus labios pensativa.
Apretando sus manos, y agachando su cabeza, aquella mujer le respondió.
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Cruda redención © (Markov II)
Romance"-Quiero el divorcio. -¿El divorcio? -preguntó cínico pasando el cigarrillo por sus labios -. ¿A ti quién te ha dicho que eso pasará?" Marzo, 2022. ADVERTENCIA: contenido +18, escenas explícitas de violencia, y un romance oscuro 😬🖤