Capítulo 19

23.5K 1.5K 437
                                    

—¿Por qué la mujer de Di Ángelo no ha salido a la reunión?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Por qué la mujer de Di Ángelo no ha salido a la reunión?

Era la segunda vez que Arinka preguntaba en aquella especie de ronda en la que los Markov se agrupaban y Eleanor formaba parte.

—No sabe cómo llegar —respondió León con una sonrisa plasmada en sus labios, una fomentada por el alcohol. Su camisa ya toda desprendida y su mano siempre cargando un vaso.

—¿Puedes ir a buscarla, querida? Dile que quiero conocerla y que debe estar en esta reunión —se dirigió a Eleanor quien alzó su rostro, confusa.

Sin poder evitarlo llevó su atención a Donovan que no emitía comentario, pero aquel par de ojos le advirtieron que no lo haga.

—Preferiría que no, Amel...digo, ella no querrá bajar tampoco —se corrigió dándose cuenta de su error.

Carajo, ahora si que su cuñado estaba ya firmando él mismo su muerte en su cabeza, probablemente pensando la forma de asesinarla por acercarse a esa mujer.

Desde la otra punta de la sala, Emilio cargaba a un dormido Elliot y se despedía para llevarlo a descansar. Justo en ese preciso momento se le dio por irse.

—Me parece una falta de respeto que se esconda desde que estoy aquí. Si, puede ser que esté secuestrada, Donovan, pero lo mínimo que debe hacer es mostrarse ante mi —refutó cabreada, con una solemnidad que ni siquiera toda la seriedad de Donovan podría igualar.

Era una mujer poderosa, segura de si misma y algo el advertía a esa castaña que no era simplemente la persona que los crio.

—Eso ya se va a tornar un poco complicado —León frunció el ceño mientras reía.

Peinando su cabello y acomodando su abrigo carísimo, Arinka maldijo en su propio idioma.

—No comprendo cómo no puede ver que es importante que se presente. Tu padre me ha enviado a controlar todo esto.

Balanceando su vaso, León reprimió una carcajada sin éxito alguno.

—Bueno, como ver no puede ver, así que será imposible —explicó con diversión, esa capaz de animar una fiesta de cumpleaños.

—León, cállate —refutó Sergei sacudiendo su cabeza.

—¿Por qué? Si es la verdad —alzó sus hombros ofendido —. Ah, porque Arinka no está enterada de esa parte —chasqueó su lengua con fingido pesar. Eleanor rodó los ojos ante su actitud soberbia, desinteresada.

—¿De qué parte hablas?

La atención de Donovan estaba sobre su hermano, la ira retenida impidiéndole que explotara era contenida sosteniendo aquella copa. Sus hombros tensos, y es que se había quitado su saco largo y aquel buzo de cuello negro le sentaba como una segunda piel dejando a la luz cualquier presión en sus músculos.

Cruda redención © (Markov II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora