"-Quiero el divorcio.
-¿El divorcio? -preguntó cínico pasando el cigarrillo por sus labios -. ¿A ti quién te ha dicho que eso pasará?"
Marzo, 2022.
ADVERTENCIA: contenido +18, escenas explícitas de violencia, y un romance oscuro 😬🖤
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Trato de entender qué ocurre contigo, hija, para que dejes de visitarme y responder mis mensajes.
Eleanor resopló desesperada. Estaba a escasos metros del edificio de Emilio, con el informe medico en su mano. Ese que había falsificado, mientras que su madre no se le ocurrió mejor momento para efectuar sus reclamos.
—Estoy separada mamá, no tengo ni tiempo ni ganas de hablar sobre mi vida con nadie —aclaró, aunque en parte sea mentira. Lo cierto es que el mínimo contacto que tuviera con su madre le recordaba que ella siempre estuvo enterada de quien era Emilio y sus intenciones.
Y estaba harta de permitirlo, de creer que la imagen de sus padres era intachable cuando llevaba manchada toda su vida. Ni su padre era quien creyó, ni su madre tampoco, aun así los amaba, pero la distancia era necesaria, tomarse un tiempo lejos de tanta mentira.
Al igual que con Emilio.
—Si me permitieras visitarte, estar contigo todo sería de otra manera. No me gusta que estés sola, Ele.
Llevaba mas de dos meses sola, qué le iba a hacer un par más.
—Estoy bien mamá, solo quiero un poco de paz y enfocarme en mi. Tengo mucho trabajo, pero estoy bien —disertó apretando sus labios en una fina línea.
Padeciendo un cáncer y un embarazo, pero bien, mamá.
—No te escucho bien, hija, sé que ocurre algo más. Y tal vez no quieras decírmelo porque necesitas estar alejada de tu madre también, pero quiero que sepas que siempre voy a estar aquí para ti, y que muchas veces tuve que bajar la cabeza ante lo que pasaba con tu padre.
Eleanor carraspeó ahuyentando las lágrimas que iban a traicionarla y dañar su maquillaje. Estaba ahí por una sola razón; deshacerse de Emilio, de cualquier unión que tenían que él no sabría. Y aunque Enzo y Elliot llevaban visitándola las ultimas dos semanas junto con Sergei, nada cambiaría el deseo de alejarse todo lo que pudiera de ese hombre.
Estaba viéndose con otra mujer, cada noche que esos niños la visitaban Sergei llegaba con el mismo perfume. No hacía falta hacer preguntas, bastaba con abrir la puerta y pasar por al lado de ese joven para percibirlo.
Emilio tenía otra mujer.
—Debo entrar a trabajar, hablamos luego mamá. Adiós —finalizó la llamada antes de que ella misma se mandara a la hoguera y confesara que estaba aterrada de lo que pudiese pasar mañana junto a los cirujanos. Ni siquiera deseaba pensar en ello.
—Señora Markov, buenas tardes —saludó la recepcionista al verla ingresar después de tanto tiempo.
—Buenas tardes —respondió metiéndose de lleno en el ascensor. No hizo faltar ser muy astuta para saber que esa mujer ya tenía el teléfono pegado en la oreja avisando de su llegada.