Capítulo 17

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La situación lo sobrepasaba

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La situación lo sobrepasaba. No podía acercarse, no podía hacer ningún movimiento por muy tentador que fuese y ponerse en evidencia frente a esa intimidad de familiares.

La vio llorar sobre el hombro de su madre, abrazar a sus dos amigos y recibir a los amigos de Lawson como si fuese la anfitriona.

Lo cruel llegó después en el cementerio, ser testigo del abandono de una persona sobre la tierra y desaparecer dentro de un ataúd para siempre. ¿Qué había después? ¿Qué otra hazaña esperaría por Lawson?

En ese momento para él, un espectador de cómo Eleanor lloraba desconsoladamente sin cubrirse con unas gafas, así como sus tías ahí sentadas. Era la única que se mostraba en su entereza, que dejaba que sus ojos ya rojos y ojeras por la noche en el hospital, fueran parte de ese maldito momento.

—Dasha está gritándole a los guardias intentando averiguar tu paradero.

Sus hombros se tensaron ante el comentario de Donovan.

A más de diez metros de distancia, ambos de brazos cruzados observaban el circo que las hermanas de Lawson desplegaban al abrazar a Eleanor y su madre.

—Ya sabe que Lawson ha fallecido. Que una la información y se dé cuenta que estoy en su entierro. No es muy difícil —respondió de mala manera.

Donovan sacudió su cabeza.

—El que debe unir la información parece ser otro. Que no te des cuenta que tu esposa ya sabe de tu obsesión con esa mujer —chasqueó su lengua con obviedad —. Llevas cinco años casado y la mitad detrás de la hija de Lawson. En algún momento todo iba a saberse.

Llevaba más tiempo, pero no iba a corregirlo. Con que él mismo supiera que desde que conoció a Lawson y supo de la existencia de su hija no hubo día que no la pensara. Y aunque logró dar su primer paso al presentarse en aquel evento dos años atrás, regresó a las sombras, sin perder su objetivo; divorciarse, hacerse cargo de Enzo, y Ethan con apenas tres años, y conquistar a esa mujer.

—Me tiene sin cuidado lo que Dasha piense o sepa. El matrimonio se terminará en cuestión de meses.

—Te noto muy seguro de ello. Como si ya supieras qué hacer para que nuestro padre acepte tal cosa.

Tensando su quijada, Emilio pasó su lengua por sus dientes reconociendo para sus adentros que no sería fácil, pero ya estaba harto. No podía ver como aquel tipo de rulos que estrechó a Eleanor sus brazos tenía el descaro de aprovecharse de la situación.

—Quería un heredero, lo tiene. Con eso debe de bastarle —refutó entre dientes.

Su hermano asintió lentamente. Recordar ese tema era un calvario.

—Serás un padre soltero por lo que veo —dictaminó acomodando aquel saco negro.

—Por poco tiempo.

Cruda redención © (Markov II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora