Gris, todo se veía gris. El saco de Donovan, las nubes sobre sus cabezas y las palabras que soltaba aquel sacerdote. ¿Era posible asociar las voces a un color, a la sequedad de su alma, a su cuerpo en pena?
Frío, tenía demasiado frío ¿Era posible que su cuerpo se sintiera igual que el de ella? ¿Qué el mismo frío que estuviera ella sintiendo él también lo notara calándose por sus huesos?
Quiso creer que sí, que la conexión que sintió desde el primer día y que lo mantuvo de pie era la razón por la que él se veía morir. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo se pararía frente a la vida y asimilar lo que estaba pasando en ese preciso momento?
La había perdido.
Lo había perdido todo. Cualquier ilusión, cualquier intento de redimirse ante ella y contarle esa verdad que lo asustaba. Nunca tuvo la oportunidad ni ahora la tendría. Eleanor se había ido sin saber todo lo que él sintió, todo lo que hizo para mantenerla a su lado.
—Dios santo, no...no —sollozaba la señora Lawson sobre el hombro de Caroline.
Lorenzo cubría su rostro, algunos guardias bajaban su cabeza por respeto, su padre desde la punta del atad apoyando ambas manos sobre el bastón. Poder, eso era lo que emanaba en cualquier parte, aun así, Emilio se dio cuenta que ese mismo poder los llevó a eso.
Comenzó a llover provocando que la gran mayoría optara por apartarse y regresar a los vehículos. ¿Él? Dios, deseaba ser enterrado en ese preciso momento. No podía describir lo que atravesaba su cuerpo y lo partía en mil pedazos.
Lo había perdido todo.
—Cuando des la orden —dijo Sergei apretando su hombro creyendo que eso bastaría para mantenerlo de pie, para no querer él mismo cavar un pozo y quedarse una eternidad ahí.
Todos se fueron. No los culpaba, la lluvia era cada vez más intensa y en dos segundos lograba mojarte de pies a cabeza. Eso Emilio lo supo al confundir sus lágrimas con el agua que descendía como cascada.
No iba a moverse, tampoco a dar la última orden que pondría fin a verla físicamente. Había fallado, todo, su gente, sus medidas de seguridad.
Alek en una cama a punto de morirse. León en coma peleando por su vida y que no lo desconecten. ¿Su esposa? No resistió el golpe del vehículo ni la herida que abrió su abdomen yéndose en sangre.
Sus hijas tampoco lo hicieron, había perdido tres vidas cuando se juró salvarlas pese a su enfermedad. A Eleanor no la mató el cáncer, a Eleanor la mató la negligencia de su esposo, sus malas y egoístas decisiones. Y eso era algo que no iba a perdonárselo, ni tampoco sus hijos.
Los funcionarios del cementerio se marcharon permitiéndole más tiempo, o quizá porque no soportaban la intensidad del diluvio y un hombre en pena.
—Mi más sentido pésame. —Emilio asintió levemente ante su nueva compañía —. No he sido yo quien ha dado la orden, pero eso ya lo tienes claro.
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Cruda redención © (Markov II)
Romance"-Quiero el divorcio. -¿El divorcio? -preguntó cínico pasando el cigarrillo por sus labios -. ¿A ti quién te ha dicho que eso pasará?" Marzo, 2022. ADVERTENCIA: contenido +18, escenas explícitas de violencia, y un romance oscuro 😬🖤