Capítulo 22

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Eran cerca de las dos de la madrugada cuando decidió acercarse hasta la barra

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Eran cerca de las dos de la madrugada cuando decidió acercarse hasta la barra. ¿Qué perdía? ¿Quién iba a impedírselo? ¿Sus propios guardias? ¿Algunos empleados del evento, accionistas que muy concentrados estaban en sus reuniones? No, ahí nadie iba a imposibilitarle acercarse y gozar de ese único momento que por muchos años ansió y no tuvo oportunidad.

Esta vez era como si las cartas salieran a su favor. Su novio se había ido dejándola sola, y él por su parte fue abandonado por Dasha después de exigirle regresar a la casa. No iba a hacerlo, no cuando algo empezaba a crearse y de lo que él deseaba formar parte.

Sea lo que fuera que le puso ese momento ante sus ojos, creía firmemente que no podía ser otro que Lawson.

—...y un trago muy cargado, de esos con colores extrr-raños —hipó dejando caer su rostro a sus manos —. Los tienes justo encima de tu cabeza —prosiguió arrastrando la S, indicándole al barman exactamente de qué botella servirle tal vez su sexto trago en la última hora.

Aflojó los botones de sus mangas cuando sintió que le cortaba la circulación, o tal vez era él incapaz de respirar con normalidad sabiendo lo que vendría. Desde allí, a poco menos de un metro de esa mujer era espectador de la línea de su columna al desnudo, de la cantidad de piel expuesta gracias a ese vestido que lo único que provocaban eran mas nervios.

—Gracias —sonrió en cuanto su nuevo trago ya estaba frente a ella.

En un ágil movimiento aquel barman lo encontró.

—¿Señor?

—Whisky —alcanzó a decir antes que la voz se le perdiera, de que su cabeza bajara y conectara con la mirada que puso esa mujer sobre él al oírlo.

La escuchó repetir whisky por lo bajo con desaprobación y aquello bastó para contar hasta tres y sentarse en el banquillo de al lado.

La barra era larga, y si no fuese por dos tipos en la punta, aquello era un desierto. Uno del que Emilio deseaba perderse una sola noche.

Recibió su vaso y de nuevo la atención de aquella melena de rulos. Bebió buscando conectar dos ideas claras para sacar conversación, ¿Qué le diría? ¿Cómo empezar a decirle que lamentaba la muerte de su padre y no arruinarle la noche?

—También vienes a dar pena a estas horas ¿No?

Emilio pestañeó confundido ante su pregunta tan repentina. Quiso hacer como las películas y mirar hacia todos lados para ver si era él a quien le hablaba, pero aquellos ojos verdes puestos en los suyos no dejaban lugar a dudas. Aun así, lo intimidaba, no podía negarlo, aunque quisiera hacerle el rudo.

—He terminado unos negocios y creí que sería bueno tomar algo antes de irme a mi casa —carraspeó ligeramente peinando su cabello hacia atrás.

Cruda redención © (Markov II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora