"-Quiero el divorcio.
-¿El divorcio? -preguntó cínico pasando el cigarrillo por sus labios -. ¿A ti quién te ha dicho que eso pasará?"
Marzo, 2022.
ADVERTENCIA: contenido +18, escenas explícitas de violencia, y un romance oscuro 😬🖤
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La conversación con Arinka salió mejor de lo que Eleanor pensaba. Desde que no podía meter frase porque a esa mujer parecía no callarla nadie, hasta engullir su café y pastel de frambuesa como si no hubiese mañana.
—Me alegra saber que nos hemos conocido mejor —aludió colocando su mano sobre la suya.
—Gracias.
Por creer toda una historia de amor que no existió.
—Pero mas me alegra saber que Emilio ha sido tan paciente para que terminaran juntos. Desde las sombras, pero decidido en su objetivo, y eso ha tenido sus frutos —señaló su abdomen marcado por aquella camisa larga.
¿Paciente? Si, no dudaba que lo fuera para poner en marcha el intercambio y haberse presentado el primer día como un simple hombre de negocios. Se debería tener demasiada paciencia para tanta cosa. En eso no podía contrariarla.
—Si, ha sido...perfecto —ensanchó una sonrisa cargada de mentiras, pero también verdades, porque no había otra forma de caracterizar la llegada de esos niños a su vida. Sea en las condiciones que sea, para ella eran perfectos, incluso por momentos su padre.
El resto se basó en comentarios sobre la casa de Donovan, la historia de los primeros dueños y un montón de cosas sin sentido pero que la hicieron relajar sus hombros y seguir con el desayuno.
Los días pasaban más rápido de lo normal. Laisha decía que por su embarazo se sentiría como pestañar y ver su panza crecer, que el tiempo parecía segundos, y lo cierto es que tenía razón. Y si a eso le sumaba las atenciones de su esposo, la pila de almohadones ya colocados sobre la cama esperándola cuando llegaba del hospital, o el cajón a su lado repleto de golosinas que tuvo que dejar a un lado antes de darle diabetes.
—Ya estás terminando el sexto mes —soltó al ayudarla a descalzarse.
—Si, pero siento que no aguantaré tres meses —resopló recogiendo su cabello con una pinza.
—Tienes que tratar de hacerlo, esos tres meses son importantes —refutó cubriéndola con la manta.
Otra vez su torso volvía a estar contra su rostro al acomodar los almohadones detrás de su cabeza. Para entonces creía que lo hacía a propósito, que descubrió como ella cerraba sus ojos e inhalaba su esencia y lo utilizaba a su favor.
—Díselo a mis pies, han duplicado su tamaño y cualquier calzado ya no me entra —rezongó cubriéndose. Sus ojos se cerraban presos del cansancio por el tratamiento, y si Emilio continuaba acariciando sus piernas por encima de la manta iba a ser su antídoto directo.
—Eso es porque pasas caminando por toda la casa en vez de hacer reposo. ¿Pero me haces caso? No, sigues detrás de los niños como antes, y no puedes hacerlo.
—¿Es porque no quieres?
—No, es porque debes ocuparte de ti primero. Laisha pued—
—Laisha no es su madre y no tiene porqué dejar sus tareas para estar con ellos —refutó interrumpiéndolo.