Capítulo 31

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Silencio, se hizo un silencio que hizo que me pusiera incómoda, Peter se miró con su mamá, ella miró a su marido, y su marido por último me miró a mi.
-Sos su salvación
Quería golpear mi cabeza contra la pared, no podían desesperarme más.
Peter se dio cuenta y me contuvo acercándome aún más a su cuerpo para evitar que hiciera algo impulsivo.
-No.. Ella no es mi salvación-negó con la cabeza- ella es la que me ayudó a sanar y me hizo darme cuenta de que tengo fortalezas, pude "desnudar" mi alma y demostrar quién realmente soy, no me juzgó, se quedó a mi lado a pesar de todo... A pesar de ustedes y nuestra familia demente-su mamá atinó a querer hablar pero él le hizo una seña para que no lo hiciera- bueno, en realidad sí es mi salvación, pero no la que ustedes creen..-tomó aire y soltó un suspiro cansado, Peter estaba cansado, seguro al final sí se había hartado de todo- no me "salvó" de ser quién soy, a su lado me dejó ser.. Y me acepta así.. No le importa que género me gusta, solo.. Por algún motivo raro todavía no escapó de todo este circo-ahora se me quedó mirando a mi y elevé mis cejas mientras se me asomaba una sonrisa.
-Estamos juntos.. En todo..-le aseguré susurrándoselo en su oído mientras no me soltaba de su agarre- yo también siento muchas cosas lindas por vos-asentí con la cabeza.
Nos olvidamos de donde estábamos y con quién estábamos, para mi no existió nadie más que Peter, rodeé su cuello con mis brazos y lo besé, me comporté de manera melosa, como uno de esos gatitos que buscan mimos y ronronean.
Hasta que una persona nos llamó la atención, nos apartamos un poco y Juan Lanzani seguía fulminándonos con la mirada.
-Como sea, pienso olvidarme de todo lo que sé de vos y tu familia-me miró particularmente a mi- porque estoy agradecido de que le hayas hecho conocer el camino de lo correcto
Suficiente, me puse de pie repentinamente al borde del llanto, no los entendía, no entendía como había personas tan cerradas y ciegas, mis hormonas revolucionadas por mi embarazo tampoco ayudaron, entonces me quebré, me puse a llorar sin poder contenerme.
Peter se puso de pie y me dio un abrazo, me sostuvo hasta que mi respiración se fue calmando, hasta que mis lágrimas disminuyeron.
-No intenten acercarse a nosotros nunca más, no quiero esta familia para nuestra hija-miró a sus papás firmemente, su voz tembló, eso me hizo dar cuenta de que también estaba conteniéndose para no llorar, me tomó de la mano y salimos del restaurante, no nos subimos al auto, Peter se puso a caminar y lo seguí, también necesitaba aire.
Nos perdimos entre las personas que estaban paseando por una feria que había en la plaza, traté de mirar los puestos para distraerme, sin soltarme de mi novio.. Novio, me resulta increíble.
Sus pasos se hicieron más lentos, levanté mi mirada y lo vi, se había quedado mirando unos escarpines verde manzana, habían rosas, lilas, celestes, rojos, amarillos..
Pero eligió los verde manzana.
-El color de la naturaleza.. La que no juzga y es sabia-me los mostró y esbocé una pequeña sonrisa- ni rosa, ni celeste.. Nada de eso.. Yo también quiero la libertad para ella Lali-sus ojitos se llenaron de lágrimas- quiero lo que yo nunca tuve..
Mi interior se estremeció,Peter todavía cargaba en su espalda la infancia que nunca tuvo, no ser sincero durante gran parte de la vida debe haberle causado mucho dolor, lo abracé y besé su frente, le retiré las lágrimas y en su lugar dejé besitos por donde las había visto caer, me sonrió, lo hice sonreír, y eso me hizo sonreír.
-Quiero estos-Peter me habló al vendedor que asintió, le pagó y el señor los metió en una bolsita-mi primer regalo
Elevé mis cejas sorprendida.
-Me encanta..-mordí mis labios sin intención de nada, pero Peter no tardó en reparar eso y relamió los suyos, tiró de mi mano sosteniéndola de nuevo-¿qué queres Juan Pedro?
-Vos sabes que quiero-nos reímos.

Llegamos a nuestro departamento, Willbur nos estaba esperando sentado en la entrada, cuando abrimos la puerta nos ladró, se había quedado sin comida, Peter le llenó el plato y después se volteó para mirarme, le sonreí haciéndole señas para que se acerqué.
Lo besé en los labios y él rodeó mi cintura con sus brazos.
Fue mordiendo mi boca con suavidad, hasta que me hizo doler, le hice lo mismo, entre besos me tumbó sobre la cama, y se quedó sobre mi, le hice una caricia en la cara maravillada, tenía a sus ojitos expresivos prestándome toda la atención del mundo, las mariposas de las que muchos hablan estaban ahí, mi respiración se aceleró cuando hizo una caricia por mi escote.
-No puede ser que siempre que coqueteamos un poquito termine en esto-elevé mis cejas y nos reímos.
-Yo todavía no te saqué nada-también elevó sus cejas.
-Quién iba a decirlo Juan Pedro, el que mi cuerpo no iba a causarte asco..-lo desafié mientras me rozaba con mi cuerpito sobre el suyo, pasé mi mano debajo de su remera.
Noté el deseo, y no me tuvo piedad, me "atacó" fue salvaje, me deshice de su ropa sin pensar en nada y él hizo lo mismo, me aferré a su cuerpo mientras sentía una ola de energía increíble.
Mi piel estaba erizada, Peter acomodó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja y se quedó evaluándome.
-Nunca me causo rechazo.. El cuerpo femenino, es una especie de obra de arte... Solo.. Nunca me imaginé.. Creí que.. No lo sé, simplemente pasó Lali-se rió nervioso, ese me dio mucha ternura- todo.. Todo es nuevo... Yo nunca.. Nunca me comprometí tanto con una persona, no entiendo nada de nada.. Pero hay algo que me recuerda que todo esto es real..-me hizo una caricia en la pancita y me emocioné- tengo miedo.. Mucho miedo.. Pero.. Estar en esta aventura junto a vos me trae algo de calma
Sus ojitos brillosos miraron mis ojitos brillosos, le sonreí después de dejar un besito en la punta de su nariz.
-Te amo Peter... Me encantó tu manera cursi de decírmelo-me reí y lo contagié.
-Abro mi corazón, soy dulce y te burlas de mi.. Voy a tener que hacer algo-palmeó mi trasero, abrí bien mis ojos sorprendida- no soy esa clase de persona boba
-Presiento que nunca jugaste a hacer ese tipo de cosas, sé que en este momento soy la persona menos sexy del mundo, pero puedo intentar ponerme en rol de...-me estiré para meter mi mano en el cajón de la mesita de luz y saqué unas esposas.
-¿Siempre tuviste eso ahí?-se extrañó y asentí con la cabeza-yo que creía que eras una señorita correcta..
-Las primeras apariencias no lo son todo-le sonreí y lo esposé contra la cama- ahora voy a ir a cambiarme y..
-Ya hice esto antes Lali-terminó confesándomelo-los disfraces y todo eso, ¿no?
-Pero no con una mujer.. Y menos conmigo..-le sonreí y le guiñé un ojo.
No se de donde saqué coraje para ponerme lencería "hot", me miré al espejo y la sonrisa que se había formado en mi rostro se borro, estaba gorda.
Estaba por irme a cambiar nuevamente cuando escuché un silbido.
-Que hermosa que estas mamita
Volteé y Juan Pedro estaba mirándome como si se tratara de una presa.
-¿Estas siendo sincero?
Asintió y eso me hizo sentir un poquito mejor.
-Sos tonta Mariana-me sonrió y me tumbé a su lado- Lali caí en un especie de hechizo, ¿en que otro idioma tengo que decírtelo?
Sus ojos me transmitían tanta... Paz y... Amor.
Me emocioné y me puse a llorar, pero por estar siendo consciente de lo fuerte que se volvió nuestro vínculo, lo besé ansiosamente, él quizo tocarme con sus manos pero no pudo, me miró con fastidio y me reí.
-Estas con desventaja-me puse a molestarlo y se mordió los labios- no... No intentes..
Se puso a coquetearme solo con gestitos, le saqué las esposas para permitir que hiciera cosas pero me traicionó, no como creí..
Nos dejó esposados a los dos juntos, eso hizo que estallemos en risa, éramos dos tarados, dos que estaban siendo felices.

Lazo imprevistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora