Capítulo 35

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El tiempo pasó y mi panza se infló, estaba hinchada, los pies era lo que más vergüenza me daba.
-Estas hace quince minutos mirándote al espejo, ¡estas hermosa La!-Peter me rodeó con sus brazos y dejó unos besitos en mi cuello, volteé para verlo a los ojos.
-No se como sigo gustándote..
-No digas cosas estúpidas-elevó sus cejas-¿nos vamos? Eugenia canta en media hora, amo que sea finalmente tenga su propio show
Sus ojitos gritaban que él estaba feliz por su amiga.
Lo tomé de la mano hasta que nos subimos al auto, Peter manejó hasta La Trastienda, ahí habían varias personas, se hizo cada vez más conocida, tenía hasta su propio grupito de fans incondicionales.
Entramos al teatro y fuimos al sector donde estaban sus vínculos cercanos, había una barra libre, me pedí un agua, cuando las luces se apagaron sentí adrenalina, los gritos, la banda tocando en vivo, se transformó en una experiencia hermosa, Eugenia no nos había contado nada acerca de su show, cada letra me fascinaba, ella siempre tan sensible, tan Piscis que lloró de la emoción.
-¡La rompiste!-Peter la abrazó fuertemente, la esperamos a que se cambie, ella estaba manejando una energía muy alta-estoy muy muy orgulloso de vos, sos mi hermanilla-se sonrieron.
-¡Hola Chinita! ¡Brillaste! Amo verte en el escenario, verte disfrutar y feliz-besé su mejilla sin intención de soltarla.
-Amo porque me está abrazando Lali y al mismo tiempo la bebita que en cualquier momento sale de su panza-se rió mirando a todo nuestro grupo de amigos.
Eugenia saludó a todos los que la esperaban afuera del teatro, se quedó hablando, sacándose fotos, después fuimos a la terraza de una cervecería, por suerte habían estufas porque hacía demasiado frío.
Comí todo lo que quise, hasta postre, al llegar a nuestro departamento escuché gritos, pero de los que hacen las personas cuando están pasándola realmente bien.
-Bueno, Fernando esta siendo feliz-Peter elevó sus cejas y nos reímos.
-¿Te jode no estar invitado?-le despeiné el pelo molestándolo.
Negó con la cabeza divertido, finalmente abrimos la puerta para entrar, fui desvistiéndome mientras llegaba a la habitación, me saqué en maquillaje con una toalla húmeda y suspiré mirándome al espejo, de pronto sentí una contracción, desde la mañana estaba así pero no se lo había dicho a Peter porque no pensaba faltar al show de mi amiga.
Una vez lista me recosté en la cama y Peter quiso abrazarme para dormir juntos, me moví por un tiempo largo.
-¿No estas cómoda?-encendió el velador y me miró a la cara.
-Yo..-y grité, y todo fue muy rápido, rompí bolsa y Peter no se lo vio venir.
Me ayudó a bajar por el ascensor en pleno estado de pánico (ambos estábamos en estado de pánico), en una de sus manos tenía el bolso para la ropita, los pañales, todo eso, se subió al auto para manejar.
-No vas a chocar, todo va a salir bien-traté de transmitirle calma, aunque en realidad sin quererlo estaba haciendo todo lo opuesto, internamente estaba alterándolo, pero como es tan bueno se comportó como si siempre acompañara embarazadas a dar a luz al hospital.
Empecé a sentir demasiado dolor pero me porté como una reina, me mantuvieron esperando hasta que entré al quirófano, y me puso aún más nerviosa, la última vez que terminé en uno fue cuando me fracturé un pie, se lugar siempre me asustaba.
-Ey, La-Peter me sonrió cuando terminaron de recostarme para el gran momento- todo va a estar bien..-me hizo una caricia en la cara y estaba al borde de ponerme a llorar por sentirme vulnerable- vos podes
Besó mi frente dulcemente y supe que podía, él confiaba en mi, solo yo tenía que que confiar en mi misma, traté de mentalizarme y lo tomé de la mano, sí, iba a poder hacerlo.
La respiración se me aceleró, me costó respirar, grité, me retorcí del dolor, sentí que el tiempo no pasaba más, que era eterno, hasta que la escuché y no entendía nada, ella era quién lloraba, me la mostraron y fue la escena más rara que experimenté en la vida, mi chiquita toda enojada por haber salido de mi panza, cuando me la colocaron sobre el pecho dejé que mis lágrimas salieran, no podía ver nada, quería verla, ver su carita, pero mi campo de visión estaba nublado.
-Felicidades mi amor, ¡lo hiciste!-Peter me lo susurró y dejó un beso más largo en mi frente.
Esperé a que la pesen, y me la trajeron de nuevo, recién ahí pude verla bien, sus ojitos estaban cerrados, sus manitos y sus piecitos se movían, ya no lloraba, por arte de "magia" sentí que me reconoció.
Peter estaba emocionado, nos miraba a cada rato, le daba besitos en la carita a nuestra hija.
-¿Como se llama?-nos preguntó una enfermera.
-Allegra-respondí segura y con Peter nos miramos, asintió con la cabeza- Allegra Espósito Lanzani

Lazo imprevistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora