Einundzwanzig

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El ruso se despertó asustado por todo el ruido y movimiento, notando que el de suéter estaba al borde la cama sollozando de manera lastimera a lo que intentando calmarlo se acercó desde su espalda, apoyándose sobre sus manos siendo estas lo primero que entraron en el campo visual del sumamente perturbado germano.

-Rote Hände, rote Hände, die mich berühren, nein! -Gritó este con voz aguda alejándose hasta lograr enfocar el rostro ajeno, reconociéndolo como una persona segura y lanzándose a sus brazos para volver a llorar buscando sentirse protegido-.

(Manos rojas, ¡Manos rojas tocándome no!)

Rusia no supo que decir pero su instinto lo hizo estrecharlo entre los brazos con un poco de fuerza hundiendo una de sus manos en el cabello ajeno para hacer caricias, sintiéndolo aún temblar y notando que la comida había abandonado su estómago manchando el suelo, por lo que que fue moviéndose despacio sin soltarlo hasta que llegó al otro borde cercano de la cama para así bajarse de esta cargándolo mientras caminaba con cuidado a la sala. No lo alejó de su pecho ni siquiera mientras empujaba con algo de dificultad uno de los sofás contra el otro usando la cadera, una vez estuvo listo lo acostó lentamente dejándole su abrigo en lo que le daba un leve apretón a su mano con una mirada asegurándole en silencio que volvería rápido. Yendo así por las mantas de la cama junto a las almohadas y un postre de gelatina para que pudiese refrescar su garganta irritada.

Regresó con todo listo para sentarse frente al de ojos celestes y acomodar las cosas para dormir allí hasta que limpiara la habitación más tarde, cuando el rubio terminó el postre lo dejó a un lado e hizo que volvieran a acomodarse. Abrazándolo nuevamente en lo que daba ligeras caricias a su espalda, este se había puesto su suéter y ahora sus aromas se mezclaban delicadamente.. su respiración tensa se calmó poco a poco y lo sintió acurrucarse para tomar más calor pues su piel estaba helada.

-Ich habe.. diesen ganzen Scheiß satt.. -La voz ronca y amarga hizo aparición nuevamente en el germano, sus manos se aferraron con algo de fuerza a la ropa ajena arrugándola con dolorosa rabia en lo que las otras voces murmuraban mensajes de conforte-.

(Estoy.. harto de toda esta mierda..)

-Ahora no, Reich, déjanos.. -Murmuró el azabache suspirando agotado, no estaba en sus planes discutir ahora con esa personalidad extraña de un hombre difunto.. solo quería que el tricolor volviese a dormir hasta la mañana para comenzar a pensar en quién podía ayudarlos ahora, ya que.. uno estaba en múltiples faltas con su trabajo territorial y el otro se lo llevó huyendo de un hospital-.

-..Russland, tengo miedo... -La voz del menor volvió en un murmullo que le partió el corazón a quien lo rodeaba, su vida se hizo un hoyo negro tan de repente y casi lo había perdido todo.. si seguía así no tardarían en darle de baja para que un nuevo country emergiera de la tierra a tomar su puesto-.

-Encontraremos la explicación a esto y podrán tratarte para que te sientas mejor, pero duerme un poco ahora.. -El eslavo intentó calmarlo a pesar de que un creciente entumecimiento en el interior de su pecho a causa del estrés y la culpa lo estuviese consumiendo como el fuego a un simple papel miserable-.

-Las pesadillas no me dejan cerrar los ojos, siento... siento que volverá a arrastrarme al frío.. -Alemania sollozó después apretando sus labios para no volver a vomitar, su respiración luchaba por no hacerse errática nuevamente y le ardía la garganta por también retener el llanto que amenazaba con desatarse desde lo profundo de su alma-.

-....Lo siento tanto.. -El de ojos lavanda habló entrecortado por su garganta cerrando ante la desesperación de recordar que su propio padre el único causante de todas las desgracias que le pasaban al más bajo, de esos horridos años provenían todos sus traumas y el desequilibrio mental que ahora lo atacaba desencadenado- De haberlo notado.. si yo..

P̸̭̜̪̱͌͊̊̈́̔ą̶̲̾͐͛̐ȓ̸̼̀̅͂à̶́̐̏͜͠n̴̛͚̭̓̎͊̍ȯ̷̹͐i̴͖̓̌̃̀̈́̾̒ȃ̶̈́̂͐͗̀́͠  /RusGer/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora