I

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—En representación de las tierras de Eritma, la señorita Araza Kirash.

Una joven castaña, de esbelta y delicada figura, se acercó hasta el micrófono, observando a los presentes.

—Buenos días, mi nombre es Araza Kirash, soy representante del pueblo eritmatita, y estoy aquí para hacer cumplir las exigencias de mi tierra. Mi pueblo, mis tierras, mi tribu, merece el mismo reconocimiento que el resto de Kanat'ma.

—¿A qué se refiere con eso, señorita Kirash? —cuestionó un castaño.

Ella desvió la mirada hacia él, luciendo seria.

—Eritma está llena trabas legales en el resto de nuestro continente. Nuestros productos no puede ser comercializados libremente, como el resto de los productos de Kanat'ma, lo cual, perjudica nuestra economía.

—¿El resto de los productos de Kanat'ma? Pero si su economía se basa en la prostitución —pronunció con burla un joven moreno, sonriendo—. ¿Quiere expandir sus prácticas al resto de Kanat'ma? ¿Poner una casa de placer en cada pueblo?

—¿Cuál es su nombre? —le inquirió afilando sus pupilas.

—Erat.

—Erat —repitió mirándolo fijo—. ¿Tienes idea del conocimiento milenario que tienen nuestras mujeres en hierbas medicinales? Sí, Erat, antes de que a Kanat'ma llegaran los humanos, y capitalizaran la isla, comercializando nuestra mayor y más sagrada festividad, desde Eritma se exportaba las medicinas naturales con las cuales se trataban cualquier tipo de dolencias. Gracias a Eritma, es que el mundo entero hoy disfruta de la gastronomía, mal denominada, kanatita. Sin ofender a su pueblo —pronunció mirando al resto—. Kanat'ma jamás tuvo algo que los representara, su dieta se basaba de la caza y las frutas recolectadas.

Se giró por un momento, y tomó el control del proyector, mostrando imágenes de la isla, tablas comparativas, entre otros ítems.

—Kanat'ma será mayor en todo sentido con respecto a nuestro pueblo. Mayores recursos, mayor número de habitantes, mayores beneficios, y ni aún así, alcanza el nivel de educación que tiene Eritma. Por años, por décadas, por siglos —pronunció mirándolos—. Eritma ha sido un pueblo dedicado exclusivamente al estudio, al aprendizaje. Las hembras de mi tribu, desde el momento en que tiene capacidad de razonar, de entender, y pensar, son educadas bajo en entendimiento y criterio propio. Y no, mi estimado Erat, no me refiero a ser educadas para satisfacer a machos kanatita, sino en salud, en lenguaje, en respeto. Somos un pueblo muy respetuoso, pacífico, y solidario, que lo único que está buscando-

—Te faltó nombrar la conducta relajada que se maneja en su pueblo, señorita Kirash —pronunció un rubio de mirada gélida—. Parece que usted quiere obviar a toda costa el hecho de la prostitución, de la promiscuidad por cual es famosa su tierra. Sí, sus mujeres podrán ser muy sabias en medicina natural, en lenguas muertas, porque seamos honestos, ya no se habla ni eritmatita, ni mucho menos, malaptetita en Kanat'ma. El idioma oficial, es el kanatita. Pero todos sabemos que Eritma es conocida por el sexo, incluso los extranjeros viajan únicamente hasta sus tierras, sólo para pagar por sexo. No quiero sonar ofensivo, señorita Kirash, pero su pueblo lo único que ofrece, es placer, nada más.

—Nuestra mayor representante en el mundo, es una mujer eritmatita, quién fundó en la isla la primera, y única, facultad de lenguas, la profesora Erit. Y sí, el sexo representa a mi pueblo ¿Y cuál sería el problema de eso? ¿No es algo natural? ¿Sentir placer está mal? ¿Cuál sería aquí el-?

—Pagar por sexo es el problema —la interrumpió—. Vender algo, que como usted dice, es natural, es el principal problema. Están avalando la prostitución-

Princesa de Eritma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora