XXII

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Dos meses después

Había conseguido un empleo en Eritma, trabajando como oficinista en una empresa ajena a Lashel, después de todo, el padre de Araza lo seguía culpando por lo que había ocurrido con su hija.

Antes de entrar a su jornada laboral, pasaba tiempo en la clínica donde tenían a la jovencita internada, y cuando salía, regresaba a su casa, tomaba un baño, y luego volvía a la clínica, para estar con ella unas horas, antes de regresar a descansar.

Araza cumpliría pronto los tres meses de embarazo, y con aquello, se le realizaría la primera ecografía para conocer el estado del feto. Tal vez era lo único que le daba un poco de felicidad en ese momento a Noaelí.

Llevaba dos meses viviendo en Eritma, y con la única persona que hablaba era con Araza... Estaba completamente solo allí.

Pero hoy, sería un día diferente. No tenía que trabajar, era su día libre, y es por eso que lo utilizaría para armar la habitación del bebé. Ya había comprado la mayoría de las cosas necesarias para su llegada, sólo faltaba poder acomodarlas.

Y después de estar media mañana haciéndolo, escuchó que alguien tocaba su puerta, realmente sorprendido. Jamás recibía visitas.

—Hola —pronunció confundido, al ver al amigo de Kirash allí.

El rubio del otro lado de la puerta lo observó, luciendo realmente serio, indiferente.

—Me enteré esta mañana lo que ocurrió con Kirash —le dijo mirándolo fijo a los ojos—. Y que no sólo está en coma, sino que también la están obligando a gestar una criatura.

—¿Puedo saber que buscas? —le preguntó con calma Noaelí, mirando a Moses.

El muchacho dio un paso hacia adelante, sin hacer retroceder al hijo de los líderes.

—Me resulta extraño, por no decir sospechoso, que tú no intentaras salvar a Araza en el momento del "accidente". Que la única que haya resultado tan gravemente herida, sea ella, y que tú y los otros dos tipos, sólo tuvieran simples golpes.

—Yo realmente no recuerdo que ocurrió ese día, al igual que ella, golpeé mi cabeza.

—¿Si? ¿Golpeaste tu cabeza? Porque yo no leí ningún tipo de informe sobre eso. No ví ningún estudio que lo demostrara.

—Yo no sé quién eres tú, y no sé que buscas realmente aquí.

—Kirash para mí es como una hermana, yo la amo, crecimos juntos, nos conocemos de toda la vida, y le juré a su padre que siempre la protegería. Y hoy, viajaré a Iosopal, y te aseguro que hallaré la verdad —pronunció serio—. Por el bien tuyo, espero el "accidente", sea cierto.

—Yo jamás la hubiese dañado —gruñó con rabia Noaelí—. ¿Cómo se te ocurre siquiera sugerirlo? Yo amo a Araza.

—Entonces no tienes porqué preocuparte —sonrió falsamente, antes de marcharse de allí.

El castaño apretó los puños, y cerró de un portazo. ¿Cómo se le ocurría insinuar que él la había dañado? Que él...

"—Noaelí ¡¿Qué demonios haces?! ¡Suéltala! ¡La estás matando!"

Abrió los ojos aturdido al tener aquel... Tipo de recuerdo y se llevó ambas manos a la cabeza, apretando los dientes con fuerza al sentir un horrible dolor de cabeza, haciéndolo jadear.

Se arrodilló en el suelo, e intentó tranquilizarse, apretando sus dedos en forma de puño, sin poder abrir los ojos. ¿Qué había sido aquello? ¿Por qué su cabeza dolía de ese modo?

***

—¿Seguirás molesto conmigo? —le inquirió Ura'Elie entrando a la habitación de Araza, dónde Lashel ya estaba, al costado de su hija.

—No puedo enojarme contigo, Elie, estoy molesto conmigo mismo. Después de todo... Yo la mandé allí —reconoció en un tono bajo—. Y ahora no sólo está en coma, sin consciencia de nada, sino también embarazada. Todo lo malo que le ocurrió a nuestra hija, es mi culpa.

Ura'Elie lo observó en silencio, y se acercó hasta Kirash, sentándose a un lado de la camilla, acariciándole suavemente su cabello.

—Yo sé que ella despertará, no sé cuándo, pero sé que lo hará. Y nos tendrá a nosotros para ayudarla, para acompañarla.

Lashel miró a su hija y respiró profundo, intentando contener la rabia, la angustia que sentía. Ya habían pasado tres meses, y ella seguía del mismo modo.

—Tendrá un bebé que no podrá cargar, sentir, alimentar, nada. Ese niño nacerá con una madre que no podrá cuidarlo, contenerlo... Nacerá con una madre que no podrá ejercer su papel como tal.

—Pero nos tendrá a nosotros, Lashel, y a su padre. No olvides que el padre de la criatura está vivo, y presente. El muchacho no ha dejado a Araza jamás.

—Elie, en lo posible no lo nombres, porque yo realmente no quiero saber nada de él.

—Tarde o temprano tendrás que aceptarlo, es el padre del bebé, y... Bueno, supongo que la "pareja" de Araza. Sólo ellos saben que pasó en Iosopal, y como encasillaron su relación.

—Lo que ocurrió en esa maldita isla no fue real, Araza sólo estaba fingiendo para poder traer a ese hijo de puta a Kanat'ma, esa era su misión.

Ura'Elie negó con la cabeza y guardó silencio. Sí, quizás Lashel tenía razón con el motivo del acercarmiento de su hija, pero ella también sabía que la jovencita tenía sentimientos por Noaelí.

Aunque tampoco le había agradado la idea de tener al muchacho como yerno, después de ver en persona como Noaelí cuidaba de Araza esos últimos dos meses, había terminado por aceptarlo.

***

Sonrió al poder entrar nuevamente a la habitación de Araza, y besó suavemente su frente.

—Afuera ya se ha ocultado el sol, pero antes de volver a casa, quería pasar por aquí para estar contigo. Hoy no pude venir mucho tiempo, amor, estuve arreglando la habitación del bebé. Y es más, te traje una foto de como quedó —sonrió, dejando la foto de la habitación de su futuro hijo sobre una mesa que había al costado de la camilla—. Estoy seguro que tú la dejarás más bonita cuando despiertes.

Acercó una silla y se sentó junto a ella, tomándola de una de sus manos.

—La enfermera me dijo que ya se encargó de tu rutina de fisioterapia, pero de todos modos te ayudaré a moverte un poquito. No quiero que tus músculos se atrofien —le dijo mientras acariciaba delicadamente sus dedos, moviéndolos uno por uno—. La próxima semana te realizarán tu primera ecografía, pronto podré ver a nuestro bebé, y te dejaré una foto aquí también contigo, junto a las demás.

Apoyó suavemente la mano de Araza al costado de su cuerpo, y cuando estaba por alejar la suya propia, sintió una leve presión sobre sus dedos. Miró hacia abajo, desconcertado, y vio como los dedos de Araza mínimamente estaban sujetando los suyos.

—N-No puede ser —murmuró sorprendido, emocionado—. ¡Señora Ura'Elie! ¡Señor Lashel! ¡Vengan por favor! —exclamó sonriendo.

Los padres de la castaña no tardaron en entrar, y Noaelí sonrió con lágrimas en los ojos.

—Miren, miren por favor, ella está sosteniendo mi mano. Ella está comenzando a tener respuestas a los estímulos externos.

...

Princesa de Eritma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora