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No sabía dónde se encontraba, la oscuridad reinaba a su alrededor y a sus pies solo había agua, una superficie infinita, pero podría mantenerse de pie sobre esta.

Sabía que era una nueva visión, de alguna u otra forma la desconcertó, pero la curiosidad de saber que le mostrará su hermano le llenaba de intriga.

Ahí lo vio, solo un ojo celeste centellando y el otro verde opaco, la miraban fijamente desde la altura, esperaba que fuera lo que le mostraría y asi fue, de un momento a otro aquella superficie donde se mantenía de pie la succiono hacia abajo hundiendose en el agua, contuvo la respiración lo más que pudo mientras estaba inmóvil entre la luz y oscuridad de la profundidad.

De imprevisto, apareció su armadura de nuevo solo que el escudo de su Reino estaba como un emblema en el lado de su corazón, mientras una capa plateada de una tela sedosa y brillante se unía a los hombros de su armadura con un adorno de acero sosteniendo.

Su espada era portada en el cinturón y en la espalda su arco y flechas.

El oxígeno comenzó a acabarse asi como su resistencia, intentó subir pero una presión la mantenia sin poder moverse, cuando pensaba que sería el fin apareció de forma repentina en un descampado donde,en frente de ella, yacía un árbol enorme y antiguo con flores blancas.

Caminó en esa dirección, como si solo existiera ese camino hacia el árbol, algo le atraia a el como un imán, fue asi que descubrió unas palabras talladas en la corteza, letras cursivas y perfectas, pero estaban en una lengua antigua por lo tanto no podía decifrar con claridad. Parecia ser una antigua leyenda o un presagio.

Las palabras sueltas que leyó fueron: Dragón, Hechicero y Dios, pero no tenía sentido.

Cuando intentó leer más, el entorno cambió.

Era un descampado, o mejor dicho parecido a unas ruinas, ese lugar era desconocido para ella, y si recordaba algo de sus clases donde tenía que aprenderse el terreno que ocupan los ocho reinos(en especial el suyo) no recordaba un lugar como ese.

Su atención se desvío hacia un joven que apareció a una distancia prudente delante de ella, estaba de espaldas sin verla, vestía una camisa marrón algo gastada pero que se amoldaba a su cuerpo, pantalones negros donde una faja negra lo sujetaba en su cintura y la camisa metida por dentro, zapatos cafes pero que no se distinguían muy bien su calidad o color por la suciedad. Su cabello estaba revuelto parecía haber estado en alguna pelea o algo parecido, demostrando esto en la forma que su cuerpo se movia cuando respiraba con fuerza.

Recién pudo notar que sus manos no eran normales, una tinta oscura las cubría mientras garras afiladas crecian aún más llegando a alcanzar el tamaño mediano.

La piel de sus brazos se mezclaba con una escamosa también oscura, y logró notar que sus orejas empezaban a tomar una forma más humana y del tamaño adecuado a su forma.

Su análisis al joven se detuvo cuando la persona que más odia en el mundo aparecio frente al joven felicitandolo  por algo.

Era el Rey Dragón.

Sus manos se hicieron puños a sus lados sintiendo ahora la ira y el rencor acumularse. Todo aquel sentimiento se fue cuando razonó la situación.

Aquel joven era Jeongin, estaba con el Rey Dragón y este parecía estar feliz con el,y el Omega con el Dragón tambien.

Acaso él..

Ahora lo recordaba, Jeongin los había traicionado en el Territorio Jeon, todo tenía sentido. Aquello debe ser algún entrenamiento.

-Pronto, serás el gobernante de todo esto, de todos los Reinos de todas estas tierras y quien sabe si de otros lugares- su voz reflejaba la añoranza de un futuro perfecto y lleno de poder-

Y̻o̻u̻'̻r̻e̻ m̻y̻ O̻m̻e̻g̻a̻❅ʜʏᴜɴɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora