Bubblegum Bitch 🌸 Rindō • TR

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Tengo la figura de una modelo
Tengo la figura de una muñeca
No me importa si piensas que soy tonta
No me importa en absoluto



Hora del receso. Los hermanos Haitani estaban sentados bajo la sombra, conversando y comiendo algunas frituras y dulces. El resto de alumnos también comían dulces, conversaban o hacían tonterías por el jardín. 

Rindō suspiró y llevó un poki a su boca, apoyando un codo sobre su regazo y recargando su cabeza en su mano; paseó la mirada por el jardín, observando aburridamente al resto del alumnado, hasta que sus ojos se detuvieron en un grupo que reía y conversaba animadamente. Su atención se centró en la chica que parecía ser el centro de atención del grupo.

Ella era de estatura media y complexión delgada, su cabello era largo, castaño y ligeramente ondulado en sus puntas, tenía sobre su cabeza dos pequeños cuernos hechos con su cabello, sus ojos eran color miel, y sus uñas estaban arregladas con manicura francesa; vestía el uniforme escolar de camisa blanca y falda tableada negra, sólo que en lugar de la corbata roja llevaba un listón rojo, encima traía un cardigan rosa pálido en lugar del suéter azul, y además de las calcetas blancas tenía calentadores blancos. Ella era modelo, toda la escuela lo sabía, y por ello era popular y se arreglaba como gal. Además, constantemente estaba mascando chicle, en cualquier momento del día, como si tuviese una adicción a la goma de mascar.


Tn se levantó de un salto y subió sobre el banco donde estaba sentada con sus amigas, enseñó la revisa en sus manos donde ella salía en la portada y posó como en la fotografía. Las chicas y los chicos que la rodeaban rieron y continuaron con sus alagos, como los complacientes que eran.


Rindō levantó una ceja, viendo cómo aquella chica tonteaba y era alabada por ello sólo por ser bonita. Y debía admitirlo, era tan linda como una muñeca, pero...era tonta, o al menos eso es lo que él creía.


Tn movía las caderas, haciendo un pequeño bailecito, mientras canturreaba; se detuvo y rió, ocultando su rostro con la revista. El grupo que la rodeaba rió y le aplaudió, como si hubiese hecho algo increíble.

«Aduladores», pensó, rodando los ojos sin borrar su sonrisa.

Bajó la revista y miró hacia adelante, cruzando miradas con aquel chico que la veía a unos metros, sus ojos violáceos detrás de los lentes estaban fijos en ella. No lo conocía personalmente, pero sabía quién era, él y su hermano mayor eran los dueños del bajo mundo de Roppongi, y por su fama, o mejor dicho infamia, nadie en la escuela se metía con ellos, apenas si se atrevían a mirarlos a los ojos. Sonrió de lado y le guiñó un ojo, para darse la vuelta y continuar tonteando.


Rindō levantó las cejas, abriendo un poco más los ojos ante la pequeña sorpresa que le generó ese coqueteo. Ran apoyó un brazo sobre su hombro, recargándose en él; el menor lo miró de reojo.

– Es linda –lo miró.– No importa si es medio tonta.

– ...No sé de qué hablas –le dio un golpe con el codo, para quitárselo de encima.– Iré por algo de beber –se levantó.

El chico de lentes se encaminó hacia una de las máquinas expendedoras para comprar alguna bebida enlatada, pasando en su camino a un lado de donde estaba la modelo y su grupo de aduladores, mirando a aquella de reojo.

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