C A P Í T U L O 23

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Lauren

De camino a casa masticaba suavemente el sándwich de jamón que Camila había dejado para mí en la habitación del hospital. Eso me comentó mi abuela, que había pasado por ahí un momento para saludarla y de paso sabía que me encontraría en el lugar, así que decidió dejarlo. Claramente me sentí apenada de que me encontrara de esa forma sobre los pies de mi abuela, prácticamente agotada.
Es que el sueño me había llegado fatal, ya era una lucha irremediable mantener los ojos abiertos por mucho tiempo porque el cansancio era casa vez mayor.

Me dolía la cabeza.

Camila también había dejado flores para mi abuela, cosa que le encantaba mucho porque no hacía más que hablar de ella y lo lindo que se miraban los girasoles sobre el garrón con agua.

—Buenos días, Lauren. ¿Cómo está tu abuela?

Tragué la comida que llevaba en la boca y miré hacia donde venía esa voz. Sonreí al ver a Gloria desde el porche de su casa con un grueso abrigo de lana, sentada en su mecedora saludándome con la mano.

—Hola. —Levanté la mano para saludarla igual. —Buenos días. Está bastante bien. Quizá pronto la tengamos por aquí.

—Esa mujer ya me hace falta. —Casi que me grita. —Mas tarde iré a verla.

Sonrío al sentir el cosquilleo en el pecho por las ganas de reír que tengo.

Esas dos no podían estar lejos la una de la otra.

—Seguro le encantará.

Antes de abrir la puertecilla del jardín mis ojos se detienen al otro extremo de la calle donde siempre están reunidos aquellos hombre, pero da la causalidad que hoy no hay nadie sentado fuera por lo que entonces entro, cierro la perilla, y camino por la acera para subir los escalones. Me doy cuenta de que hay un sobre en el suelo en lo que busco mi llave en el bolsillo. Es algo extraño porque el buzón esta junto a la puerta para que eso haya llegado ahí. Frunzo el ceño cuando lo tomo en mi mano y salgo otra vez al jardín gritando el nombre de Gloria desde la cerca que divide ambas casa.

—¿Qué pasa? —La mujer sale algo agitada de la casa, y escucho claramente donde la puerta choca al cerrarse.

—¿Sabes si alguien a estado por aquí?

—No, querida. —Su ceño se frunce. —¿Ocurre algo?

—Han dejado esto en la puerta, y no en el buzón.

—Bueno, quizá es algo importante y por eso lo dejaron ahí para que lo vieras.

No dije nada, sólo asentí con la cabeza mirando el sobre blanco en mi mano. No tenía ningún número o remitente en la parte de afuera y eso era extraño, así que antes que nada corrí hasta el porche de mi casa e inserté la llave en la cerradura. Entré bajo la mirada curiosa de Gloria que aún me vigilaba desde su casa.

Definitivamente eso era extraño, así que cerré la puerta, y me senté un momento en el sillón donde tuve que encender la lámpara sobre la mesita porque las cortinas corridas en las ventanas no dejaban que la poca luz de fuera entrara a la sala.

Pasé las palmas de mis manos por el pantalón para quitar el resto de comida que había quedado en ellas, y por supuesto aquel sudor fríos que empezaba a formarse entre mis dedos pálidos por el nerviosismo. Tomé el sobre y por el borde de extremo a extremo lo rompí para sacar su contenido. Una hoja blanca desdoble hasta extenderla frente a mí. Leí atentamente cada palabra, cada párrafo sobre tinta negra hasta detenerme en el último punto y remitente. Era el juicio de Shawn, mi sorpresa era tal que tuve que leerlo dos veces para darme cuenta de que sí era el juicio de Shawn en el cual se le acusaba del delito de intento de homicidio hacia el joven James O'Neill en el que se me pedía asistir como testigo en los hechos ocurrido en pasados días.

Amor en tiempos difíciles; Camren  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora