C A P Í T U L O 15

175 78 11
                                    

Lauren

Un mes después...

¿Cuantas veces estuvimos en el hospital?

¿Cuantas intervenciones tuvo mi abuela?

¿Cuánto sacrificio hubo en lo que restaba del año?

Las bajas en la escuela eran cada vez más. El nivel académico había desaparecido en tan poco tiempo. No había forma de ponerme al ida cuando de trabajo se trataba, además era una cuestión de todo el tiempo para cubrir unos gastos aún más necesarios. Toda la noche, todo el día pasaba horas trabajando sin cesar pensando en mi único objetivos que era ayudar a mi abuela, y era más que obvio que en lo que quedaba del año ya no iba a poder recuperar los meses de estudio. Por más que Camila quisiera ayudarme o intentase levantarme el animo para seguir adelante con eso... no pasó nada, no pudo hacerlo. Se dio por vencida una tarde de Septiembre cuando me descubrió guardando los libros y cuadernos en una caja de cartón junto con mi mochila y uniforme. No fue la mejor escena. Sabía en el fondo que había roto su corazón, pero no me quedaba mucho por hacer, pues bien la caja de cartón sellada con la cinta adhesiva fue absorbida por la sombra negra que yacía debajo de mi cama. Fue todo un drama, tal vez más de lo que muchos pensaban, pero ahí prácticamente enterraba mi infancia, mi lucha, mis ganas de salir adelante, de ser alguien, de poder sonreír también, pero después de cuestionarme una y otra vez la razón por la que lo hacía... Angelica... después de entender lo que pasaba... mi abuela... y porque me afectaba... Camila supo que aquella decisión me había destrozado el alma. Fue como cerrar un ciclo que no quería en el cual ella lloró conmigo hasta encontrar un punto de consuelo mutuo para calmar aquella terrible, mala, espantosa decisión.

No se dijo nada más sobre el tema, y ella tampoco preguntó, así que lo más obvio lo miraba en los ojos de mi abuela cada tarde que se aparecía por casa para saludarla con el pretexto de querer verme, pero más tarde me enteré que quería cuidarla en los momento que yo no estaba en casa, porque el cáncer le daba miedo y temía que si le pasaba algo en mi ausencia no podrían ayudarla.

Pero lo cierto es que nunca quedaba sola porque cuando yo salía Gloria también la visitaba todos los días.

En el hospital conocí una verdadera historia de terror. Las noches en vela, los días sin descansos, el dinero que hacía falta, los sacrificios que se desempeñaban con el propósito de que Angélica se sintiera bien bajo esa horrenda historia de terror. Ese era el propósito ahora, el objetivo de hacerla sentir bien sin importar lo mucho que me consumía a mí misma. Ya había perdido la vergüenza alguna. Estaba dispuesta a cometer las cosas más viles y las propuestas más indecente para que tuviese una mejor atención, una mejor calidad de vida, incluso consideré lo que Diana me había propuesto aquella vez con tal de tener un poco de dinero.

Es increíble, ¿no? Prostituta por un bien mayor. Pero eso no sucedió, a último momento me descubrí sintiendo vergüenza, sucia, llorando porque mi cuerpo nadie había tocado, ni siquiera Camila, así que salí corriendo de ahí olvidándome de esa mujer que gritaba mi nombre y diciendo que no volviera. Busqué otro trabajo nocturno que me ayudará con los gasto hasta que logré dar con una tienda en la cual consistía en limpiar de igual forma el sitio. Era mucho mejor uno más decente, sin acosos, sin escondidas en los baños para que nadie me viese, sin vómitos en los pasillos y mucho menos drogas y alcohol por doquier. Por las noches después de cerrar salía de casa para ir a limpiar los pasillos de ese sitio donde los comestibles y otros artículos se dividían a lo largo del lugar, cosa que me parecía una gran tortura cuando te considerabas una persona que prácticamente pasa hambre.

Amor en tiempos difíciles; Camren  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora