C A P Í T U L O 18

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Camila

En la escuela todo parecía ser más silencioso a mi alrededor. Era como si llevase audífonos todo el tiempo ante el desinterés frente a los demás. Había ruido en los pasillos, cafetería, y los salones de clases... sí, sí que había desinterés durante todo el día porque implicaba un tumulto de personas que para mí parecía algo completamente fuera de lugar. Habían otras cosas que me hacían mantenerme callada mientras el profesor explicaba, casi desinteresada y por lo que Dinah más de una ocasión tuvo que tocarme el hombro y con un movimiento de cabeza preguntarme qué pasaba conmigo mientras yo negaba. Lo cierto es que si pasaba, y era que la silla de Lauren seguía vacía.

Tres asientos adelante de mí en el cuál estaba segura de ver su figura ahí sentada mirando al profesor con mucha atención.

Ya no la miraba por los pasillos escondiéndose de los demás para que no le hicieran daño. No miraba a Lauren sentada en las gradas leyendo algún libro de la biblioteca, o haciendo su tarea. Ya no la veía cohibida en la cafetería yendo al jardín para sentarse bajo un árbol a comer una manzana mientras escuchaba música.

Ella ya no estaba ahí.

Sólo era un fantasma que rondaba los pasillos a pesar de ya no estar en la escuela. Se convirtió en un fantasma real en un abrir y cerrar de ojos, no era importante para nadie, ni siquiera aquellas personas hacían un esfuerzo por ocultarlo.

Esa era la gente mediocre con la que me tocaba lidiar todos los día porque parecían incluso más felices desde su ausencia mientras yo me consumía por querer verla.

Hace ya cinco días que eso no pasaba y ni siquiera una llamada, la decisión más dolorosa era apartarme de ella aunque lo nuestro había sido algo corto, quizá pasajero, pero al final me seguía importando hasta el punto de quedar varada en medio pasillo mirando el anaquel con su apellido algo rasgado y pintado. Era lo único más cercano que tenía de Lauren y los recuerdos de aquellos abrazos y besos que nos dimos seguían latente en mi pecho. Siempre limpiaba aquella diminuta puerta a consecuencia de los chicos como Shawn de cerebros tan pequeños como la nuez que hacían lo posible por borrar todo rastro de ella con pintura y rayones...

Yo sólo lo miraba de lejos sintiendo el corazón en la garganta, sintiendo el dolor en los ojos por querer llorar, por querer que la dejaran en paz, porque él era el único que parecía recordarla con sus burlas y bromas en los pasillos.

—Ese tonto no piensa cambiar. —Me dijo Dinah cuando salimos de la escuela y caminábamos hacía el estacionamiento repleto de chicos. —No sé qué le ven las de tercero.

—Sólo los tontos se entienden con otros tontos. —Dije y ella llevó su brazo izquierdo a mis hombros para rodearlos y acercarme más a su cuerpo mientras reía ante lo que decía.

—¿Cómo va todo con Lauren?

—Ya no sé si va algo con Lauren.

—¿Por que? —Preguntó.

—Llevamos una semana sin hablar, Dinah. —Le comentó sintiendo el dolor en mi pecho por su ausencia. —Ya no sé qué pensar. Ni siquiera me contesta las llamadas.

—Debe estar ocupada.

Reí sin una pisca de humor, porque cuando mi amiga me miró sabía que estaba herida.

—Es la primera vez que te veo así, enana. —Mueve un poco mi hombro, pero yo sólo suspiro con resignación. A lo lejos puedo ver mi auto y el de Dinah juntos.

—Que te puedo decir, soy una desgracia para el amor.

Busco la llave de mi auto en mi mochila cuando Dinah se aleja.

Amor en tiempos difíciles; Camren  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora