C A P Í T U L O 24

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Camila

Sus labios, sus labios devoraron los míos con ansiedad, susurrándome una y otra vez que me quería, que me necesitaba mientras las gotas de agua caliente caían sobre nosotras. Sentí la desesperación de su cuerpo cálido pegado al mío, de su necesidad anhelante, de sus manos al tocarme, de su boca al explorarme.

¿Era ese el paraíso?

No.

¿Estaba en las nubes?

¿Las nubes?, ¿por qué las nubes?

De camino al cielo entonces.

Mmn... No lo creo...

¿Por qué?

Porque estás más allá de dejar el mundo terrenal.

Los azulejos eran lo único que me mantenía en la tierra porque mis pies dejaron de tocar el suelo cuando me levantó de él sujetándome las piernas. Ella se apoyaba en el cristal, yo gritaba por más, por más de sus besos, por más de sus caricias y de sus deseos.

Estaba completamente cautivada por aquellos ojos que me pedían que la mirara y es que en verdad tenía un aire de sensualidad que me embriagaba por completo, era el momento más intimo que compartíamos Lauren y yo, ya que por primera vez mis manos se permitieron tocar su piel mojada mientras se erizaba, sus ojos se dilataban y su boca suspiraba en cada momento haciéndome saber lo que estaba sintiendo.

Cualquier persona podría tener sexo, algo de momento esperando apaciguar aquel calor que cada vez más y más se encendía, pero yo al menos no lo sentía así, no con ella.

Sabía que me quería, que me estaba cuidando, vigilaba en cada momento que todo estuviese bien ,y se preocupaba por hacerme sentir bien.

Era eso. Definitivamente eso lo que me decía que no era algo de momento. Que me estaba queriendo de verdad.

Podía sentir el latir de su corazón junto al mío mientras aquellos brazos me refugiaban cuando creí desmayarme justamente al gritar su nombre.

Mis dedos suavemente se movían por la espalda desnuda de Lauren, algo enrojecida por mis arañazos lo que me hizo sonrojar y morder al mismo tiempo mi labio inferior por tal atrevimiento, pero a parte de eso no encontraba los lunares a la vista sólo aquel tatuaje que muy poco dejaba ver su cabello suelto. Aún estaba húmedo su pelo cuando se acostó en la cama y la serenidad de su rostro al dormir reflejaba el agotamiento que había presentado.

Sonreí. Sentada en el borde de la cama, cruzando mis piernas desnudas al solo llevar un camisón de Lauren, apoyando el codo en mi pierna y con el puño en la boca intentaba remitir todo aquello que habíamos hecho y que a ella había dejado agotada.

Estaba más que cansada, y el esfuerzo sobrehumano que hizo me lo confirmaba.

Sus ojos ojerosos, las manchas purpuras bajo sus parpados, algo amoratado sus labios, y las manos agrietadas por el trabajo. No sé cómo puede mantenerse en pie todos los días y seguir con esa encantadora sonrisa de despreocupada todos el tiempo.

Ella sin duda era un amor.

Y para lo que hicimos no había mucho de lo que hablar, porque de todo lo que ella representaba sin duda eso había sido más que maravilloso.

Amor en tiempos difíciles; Camren  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora