C A P Í T U L O 20

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Lauren

¿Cuántas veces había visto esos ojos rojos?, ¿esos movimiento que parecían involuntarios, inquietos y desesperados?

En el bar de Diana muchas veces vi eso en los jóvenes que se escondían en los baños a fumar de aquellos cigarrillos de marihuana, o la cocaína que inhalaban sobre el lavamanos. Era desagradable ver como necesitaba de esas cosas una persona para pasar un rato agradable. Sus risas, y gritos de euforia, la adrenalina que los hacía resistir toda la noche.

Se comportaban como personas salvajes desesperadas por diversión sin ponerse a pensar en las consecuencias de sus actos...

—¿En qué piensas?

La repentina sensación de frío en mi mejilla me tomó por sorpresa, me sobresalté en el sillón, parpadee un par de veces para darme cuenta de dónde estaba, y suspiré intentando quitarme ese desagradable momento de la mente.

Aquella era mi casa, no un bar. Y la que estaba conmigo a mi lado era Camila no los chicos borrachos de aquel lugar.

—Creo que Shawn consume drogas.

Solté sin pensar a lo que Camila muy extrañada me miró.

—¿Por qué dices eso? —Me pregunta presionando un poco más su mano con la bolsa de hielo en mi mejilla ahora enrojecida.

—Por la forma en como actuaba hoy.

—Lauren, esa es una acusación muy fuerte. —Intentó esconder la pena en sus ojos cuando los apartó, pero yo los vi. —No creo que sea capaz de algo así.

—Trabajé en un bar, Camila, y sé reconocer cuando alguien esta bajo los efectos de las drogas, y Shawn...

—No. —Niega. —No es cierto. Él no es así.

Ella estaba decidida a no aceptarlo. Se apartó. Dejó la bolsa de hielo sobre la mesita junto al sillón de una forma brusca y después caminó de un lado a otro frente a mi pensando seguramente en lo que acababa de soltarle.

Era de esperarse, la negación se presentó en su rostro y no quiso aceptarla. Ella más que nada, lo conocía desde muy pequeña y que una extraña que a penas entraba en su vida le suelte algo así de pronto es para traer dudas.

Quizá no haya consumido antes y solo es algo reciente, pero la ira, sus ojos enrojecidos, los movimiento involuntarios eran una clara evidencia de una persona que empezaba a tener adiciones.

—Camila...

—Es que no lo creo capaz. —Se muerde las uñas mientras camina de un lado a otro sin deseos de parar. —Siempre fue un chico bueno, y responsable.

—Si es un chico bueno, ¿cómo me explicas que cambie su comportamiento tan repentino? —Cuestionó. —¿Entonces por qué parece estar lleno de ira todo el tiempo?

—No lo sé.

Suspiré. Tomé la bolsa de hielo y la puse en mi mejilla otra vez. Estaba agotada física y emocionalmente.

—Para ser tan pequeña golpeas muy fuerte. —Expresé con total sinceridad ante el enrojecimiento de mi mejilla y la palpitación continúa de aquella zona de mi piel.

No fue a mal porque después de todo me lo merecía. Camila había estado preocupada por mi y yo la había ignorado la mayor parte del tiempo creando ideas en mi cabeza de que debería estar con alguien más, de que debería hacer su vida en otro sitio, pero ahora aquí en la sala de mi casa, sonrojada y algo avergonzada mientras se cruzaba de brazos frente a mí, me hacía pensar seriamente qué estaba haciendo.

Amor en tiempos difíciles; Camren  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora