|| Finalizada || Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca es la filosofía de vida de Ash, pero incluso él sabe que se la ha tomado demasiado a pecho cuando empiezan a florecer sentimientos románticos por Eiji Okumura, diablos, ¡Eiji Okum...
Hi~ Mantenemos esta actualización bien por tercera semana consecutiva, este fic me absorve mucho tiempo porque es más largo que los otros, pero me gusta tanto la dinamica boba entre Ash y Eiji (con todos en realidad), me da confort. Además, siento que he afilado más la comedia, porque admitamoslos, mis primeros fics con tintes de comedia rayaban en lo burdo, i mean, los miro y me dan mucha verguenza ajena propia y lloro, pero se quedan ahí por el cariño y lloro otra vez. Este me da orgullo, por fin.
El capítulo de hoy va dedicado a mi querida beonlyoung, porque hace mucho no te podía dedicar algo bonito y esto te dará confort, yo sé, le tengo fe, así que de todo corazoncito espero que te guste. Muchas gracias por el tremendo cariño para leer.
¡Ojala lo disfruten!
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—¿Estás seguro de esto? —La pregunta del rubio escapa más temblorosa de lo que pretendía, sus manos tambalean alrededor del tubo de tintura como si estuviese cortejándolo en una lenta pieza de vals, recorre desde la tapa recia hasta los bordes de plástico manchados de morado, que desastre.
—Claro que sí. —Shorter balbucea, restándole importancia a la potencial ruina que puede explotar en su pelo y en su vida en general, carpe diem es su filosofía existencial, si no lo conociera tan bien y su apariencia no fuese tan vistosa lo habría confundido con los hipsters de la universidad—. Anda, es solo aplicarme el color y dejarlo actuar veinte minutos antes de enjuagar.
—Dices eso luego del desastre de la decoloración. —Brama, apoyándose contra la orilla de la tina, usándola de respaldo mientras mira acusatoriamente las raíces mostaza de su mejor amigo, el color le sienta horroroso y teme que si le ponen algo más quede calvo.
—Bah, a Nadia también le ha pasado, debe quedar así.
—¡Entonces pídele a ella que te tiña el cabello! —Se queja pateando el suelo, no sabe a quién le ha copiado la costumbre pero asegura que no es suya.
—No puedo. —Shorter cruza los brazos contra su pecho desnudo, se encuentran acomodados en el baño de su casa, con Aslan reposando contra la bañera y él sentado en la taza del retrete cerrada—. Fue a una cita con el petulante de su novio, por eso recurrí a ti.
—Así que era tu segunda opción.
—Tercera en realidad, Alex tampoco podía. —Hijo de puta.
—Tíñetelo cuando ella regrese, no nos arriesguemos a otro accidente. —Dice como si fuese lo más obvio del mundo, ¿hola? No por nada tiene 200 puntos de IQ, aunque los seres humanos regulares parecen olvidarse de su inherente genialidad, eso lo irrita.
—¡No puedes abandonarme! —Grita con un histrionismo más fastidioso que la pesada y áspera voz del maestro de literatura o las uñas de la secretaria en la pizarra de tiza (es decir, desagradable)—. Tengo que verme genial para la fiesta de esta tarde. —Fiesta a la que por supuesto, Ash no irá.