Capítulo 5.

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Hi~ Me picaban las manos por seguir con este fic pero el mermay llegó y me mató por más de un mes de hecho, así que fue bien lindo retomar esta dinamica y por ende, sus actualizaciones semanales que me dejan respirar, a estas alturas me es más importante sacar los fics adelantes que sacarlos en cierto tiempo, se sobrevive como se puede. Muchas gracias a las personas que se toman el cariño para leer esta pequeña historia. El capítulo de hoy es bien denso en Eiji, porque es uno de los más ricos en cuestión de sus conflictos y su mundo interno, el otro es más relax.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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Uno.

Dos.

Tres.

Debe inhalar profundo, volviéndose consciente de las cosas que se encuentran en el camarín, de la fría porcelana del lavamanos contra sus dedos, de las gotas desteñidas cayendo desde sus pestañas, su flequillo y su nariz hacia su barbilla, de su mirada cansada y oscura, sus ojos son negros, rasgados y solían molestarlo por eso, pero no llama su atención aquel matiz cobrizo, sino la oscuridad que los envuelve, una oscuridad propia de las personas cansadas y lo que transmite, una oscuridad exclusiva de las cosas rotas y los sueños muertos.

Cuatro.

Cinco.

Seis.

—Ei-chan.

No lo escucha, se queda acá, clavando sus uñas en los bordes afilados del lavamanos, teniendo que tolerar la angustia que arremete en su corazón y escala hacia su garganta, se asfixia, Eiji posee ganas de llorar tan pero tan fuerte que se le desgarren las cuerdas vocales para ya no tener que lamentarse más, está cansado, no es capaz de vislumbrar ni el inicio ni el final y se encuentra paralizado. Piensa en el ridículo libro favorito de Ash, ese de leopardos congelados y se pregunta si así se habrá sentido aquel depredador al llegar a la cima, si aquel es el sentimiento propio de quienes se han ido y se les fuerza a permanecer. ¿Por qué? ¿Por qué debe permanecer en esto?

Siete.

Ocho.

Nueve.

—No es el fin del mundo, saldremos de esta.

—Ibe-san...

—Saldremos adelante, sé que ahora te sientes mal y no fue fácil visitar al médico pero ya pasará, sé más positivo. —Lo intenta animar en un mensaje no solo invalidante, sino doble vinculante, con una mirada cálida que le dice acojotusufrimiento y al instante de hacerlo le da un portazo en la cara—. No te llenes la cabeza de cosas malas. —Fácil decirlo para ti sino estás lesionado—. Anímate. —¡Eres un genio! ¿Cómo no se me había ocurrido antes animarme? Olvidé que la tristeza es voluntaria.

—Gracias. —Pero Ibe no tiene la culpa y no se desquitará con él.

—No estés triste, anda, dame una sonrisita.

Love struck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora