Capítulo 3.

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Hi~ Estoy hecha bolsa, destrozada, destruida, drenada emocionalmente, la semana intensa, siento que no respire en un mes entero, pero ya hoy acabe, por fin. Termino de quejarme ahora, pero lo unico rescatable de esta semana de mierda, fue que pude escribir este fic que me hizo reir un montón y me dio confort, realmente me gusta la trama, que bonito, hace mucho no me sentía tan segura con algo. Así que espero que les guste tanto como a mí plasmarlo. Mil gracias a quienes se toman el tiempo para leer.

¡Ojala les guste!

—¡Ash es un traidor! —El cacareo de Wookie truena por la improvisada cantina, la pandilla yace en silencio, se mantienen congelados entre los poufs de colores y las roídas sillas de madera, esperando que su preciado líder tenga alguna defensa lo s...

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—¡Ash es un traidor! —El cacareo de Wookie truena por la improvisada cantina, la pandilla yace en silencio, se mantienen congelados entre los poufs de colores y las roídas sillas de madera, esperando que su preciado líder tenga alguna defensa lo suficientemente sólida para sostenerse, Shorter no se consigue contener a sí mismo, deja su cerveza y arremete con ambos puños contra la mesa de pool, obteniendo que las pelotas de billar retiemblen.

—Más vale que cuides tus palabras. —Advierte, ha fruncido tanto el entrecejo que incluso los lentes de sol se han vuelto tirantes—. Porque lo que reclamas es bastante grave. —Wookie no se permite intimidar, se ha plantado con fuerza del otro lado del mesón, apretuja su mandíbula con tanta fibra que los dientes le raspan, es un sonido jodidamente molesto y perturbador.

—Él salvó a Okumura.

—Eso no es algo que Ash haría.

—Pero lo hizo.

—Vaya, alguien sufre del síndrome de Pedro y el lobo. —Ríe—. Es patética tu necesidad de atención.

—Lo vi con mis propios ojos en la fiesta, Wong. —Protesta, muestra sus colmillos y hunde sus garras en el forro verde del tablón, consiguiendo que las troneras crujan en los renglones de madera—. Tal vez si no hubieras estado tan ocupado persiguiendo el culo de Yut-Lung lo habrías notado.

—¿Qué diablos insinúas?

—Me escuchaste. —Escupe, acercándose más, consiguiendo que el aire sea imposible de respirar y la pandilla se mantenga absolutamente congelada—. Sigues siendo perro de los chinos.

—No tienes idea de lo que hablas. —Entonces Wookie sonríe, inclinándose una última vez a encarar.

—Woof.

—¡Hijo de puta! —Antes de que Shorter pueda estamparle un puñetazo (bien merecido) en la cara, Ash se levanta de la barra, colocándose en medio del escenario con una parsimonia espeluznante.

—No vale la pena. —Susurra, apretando su hombro con un simple roce de yemas. Aplausos suenan.

—Hasta que finalmente el gran jefe hace aparición. —Por supuesto, Arthur no pierde la oportunidad de restregarle su exuberante ineptitud, la toma igual que si fuese un puñado de sal para frotarlo en una herida de bala abierta, deseando que se infecte y se llene de necrosis, irónico, la necrosis es una metáfora perfecta para tan desagradable individuo, Ash piensa.

Love struck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora