Capítulo 30.

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Hola mis bonitos lectores~ Me atrase un día con las actualizaciones pero acá seguimos a pesar de todo, pucha, este es el capítulo final de LS y no me queda hacer más que agradecerles infinitvamente por el apoyo, el cariño y la validación, cuando entré en un bloqueo heavy de escritura a raíz de esa accidente feito hace casi un año creí que creativamente me había quedado drenada y LS fue la primera cosa que pude sacar y sentir que podía seguir escribiendo, así que, gracias por alimentarme con esto igual.

Los quiero muchisimo, el cierre es de Ash hoy pero el epilogo es de Eiji.

Los quiero muchisimo, el cierre es de Ash hoy pero el epilogo es de Eiji

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—Eiji. —Aslan repite el nombre con suma lentitud, permite que las letras se derritan sobre su lengua como si se tratara de un pastel de chocolate decadente, sus papilas gustativas bailotean bajo la mera mención de aquel nombre. Es delicioso. Sublime. Tentador. Significativo. Coqueto. Inefable. Inasible.

«Ei-ji».

Como si fuera una palabra compuesta.

Un rezo. Un grito. Una última señal de auxilio.

Su alma gemela.

—Eiji.

Entonces repite, despegando su cara del libro que yace en su regazo para mirar al dueño del nombre.

Hay fuegos artificiales en los ojos de Eiji cuando entablan contacto visual, están sentados contra una pared de su cuarto estudiando con las manos entrelazadas y los hombros casualmente ceñidos entre la hora cérea y el partido de béisbol que será su debut público. Dios, ha estado pateando la idea de ser un jugador oficial desde principio de semestre (más considerando la renuncia de Eiji) no obstante el tic tac lo alcanzó.

Dino Golzine. Arthur. La traición de Shorter. Tic. Tac.

Pero eso no es lo relevante en esos momentos, no, lo único importante es lo lindo y besable que Eiji luce reflejado en sus jades con su rubor de rosas, sus sonrisas tímidas con hoyuelos de girasoles, sus mechones crispados hacia sus racimos negros de pestañas, Aslan se siente demasiado tentado sobre la idea de arrojar su estudio a la mierda y solo besarlo, pero es paciente, es un caballero después de todo, por eso prefiere jugar repasando las líneas en su palma pequeñita, así que lo acaricia y acaricia.

—Eiji. —Entonces repite una vez más y Eiji sonríe y Ash tiene que ceder al impulso de besarlo aunque sea en la mejilla y el contacto es simplemente glorioso—. Ei-ji.

—¿Por qué mencionas tanto mi nombre?

—Estoy pensando con qué apellido tu nombre suena más bonito. —Por supuesto que eso intensifica aun más el sonrojo y los nervios, lo nota en cada microexpresión que el nipón le confiere en conjunto a su respiración, ese es el secreto para que Eiji crea que es genial, entonces piensa disimulando todos los latidos de corazón en orquesta y limpiándose el sudor de la frente—. Tu nombre y mi apellido es una combinación perfecta.

—¿Lo es? —Ash es un maestro camuflando lo malditamente enamorado que está, Eiji es un libro de candado roto y páginas abiertas.

—Sí. —No siempre y en más de una ocasión la pandilla le ha referido que suaviza inconscientemente tanto voz como mirada—. Lo es.

Love struck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora