Capítulo 6 el camino a la semana de la moda.

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Levantarse seis de la mañana, bañarse, arreglarse, tomar su termo de café bien cargado, estar antes de las ocho en su mesa de diseño lista para comenzar el trabajo, salir a almorzar a medio día con su padre para regresar a terminar su jornada de trabajo, la cual acababa a las seis de la tarde, pero que, al pasar a la oficina de su madre tenía dos opciones: que su madre se encontrara ahí junto a Valentina y entre las tres dieran aportes ya fuera para el desfile de la semana de la moda que se acercaba o sobre diseños para la siguiente temporada, o que su madre ya no estuviera y entonces Daniela pudiera hacer uso de la mesa de diseño de su madre y con la vista del enorme ventanal que había en la oficina sentir la inspiración que el atardecer y la luna le brindaban a la castaña.

Por dos meses esa fue la rutina a la cual Daniela se obligó a someterse de lunes a viernes, el fin de semana era otra historia, ya fuera viernes o sábado por la noche, la castaña salía a conocer los bares y lugares de moda donde poder bailar, reencontrarse con viejas amistades y conocer gente nueva, principalmente chicas con las cuales pasar aventuras de una noche.

Sus domingos eran de dormir hasta medio día, desayunar en el almuerzo y recuperarse de la ingesta de alcohol del día anterior para regresar a su rutina de trabajo.

Faltaba una semana para su desfile en la semana de la moda, el trabajo en la casa de modas se había triplicado y aunque le costara aceptarlo extrañaba a Valentina la cual al haber vuelto a clases se encontraba trabajando a medio tiempo dejándola con el doble de responsabilidades ya que eran ambas a quienes se dirigían cuando la rubia diseñadora no se encontraba.

Era domingo a mediodía, Daniela acababa de despertar por lo que iniciaba su rutina: darse una ducha rápida, colocarse una bata sobre su traje de baño, bajar en dirección al despacho de sus padres y tomar un vaso de vodka para prepararse un bloody Mary en la cocina, ahí cocinarse ya fuera una tostada de aguacate, pancakes, huevos en diversas formas o todas las anteriores, además de preparar un buen café. Una vez todo estuviera listo salir al jardín y desayunar junto a la piscina para después tomar el sol tranquilamente por horas.

Sin embargo, este domingo sería diferente, al momento en que bajó al despacho de sus padres, al abrir la puerta se encontró con una escena que le causó que el tiempo se detuviera: María José Garzón se encontraba en traje de baño, su madre y Valentina tenían sus gafas, cintas métricas, cuadernillos de diseños y una montaña de ropa que al parecer la joven administradora se mediría.

-Perdón- dice Daniela al darse cuenta que las tres mujeres la veían y era la chica de la mirada oliva la que de inmediato reaccionó corriendo a ponerse una bata y así cubrirse.

- ¿acaso a ti no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar? – refunfuña María José una vez terminó de cubrir su cuerpo semi desnudo.

-Lo siento Poché.

-María José, aunque te cueste más trabajo-la interrumpe puntualizando lo que venía haciendo desde que se habían reencontrado: tratar de que Daniela Calle dejara de usar el apodo que solo le permitía a su tía usar con ella.

-Ush, como sea, yo solo vengo por vodka para mi bloody Mary, no tenía idea de que había invitados en la casa.

-Te hubiera avisado de su visita, pero desde el viernes saliste y si no es por tu padre que me dijo que le avisaste que te quedarías con unos amigos, habría llamado a la policía por tu desaparición.

-No es para tanto mamá, papá sabía dónde estaba, además sabes perfectamente que los fines de semana son mis días libres y me gusta disfrutarlos al máximo.

-Ya me he dado cuenta de ello hija- hace una mueca de desagrado- tu padre y Juan Carlos están en el jardín revisando el ahumador, vamos a hacer una parrillada por si nos quieres acompañar.

Caprichos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora