Capítulo 28 Cumpleaños Feliz

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Ropa tirada a lo largo y ancho de la habitación; los pétalos de rosa antes esparcidos sobre la cama, ahora yacían a los alrededores; la luz del sol anunciando que pasaban más de las diez se asomaba fuerte y clara por el amplio ventanal con que contaba la habitación; pero sobre todo un par de cuerpos en completa desnudez se encontraban abrazándose el uno al otro.

-Mi chiqui hay que levantarnos-Poché le dice con esa voz ronca que el despertar ocasiona al tiempo en que le acaricia la espalda suavemente.

-No quiero- Daniela se aferra más a su pecho desnudo y deposita un par de besos sobre la cicatriz de la pelinegra sin abrir los ojos- esto es demasiado bueno para ser la realidad en la que ahora vivo y me da miedo que si abro los ojos todo se esfume y sea un simple sueño.

-A mi también me parece algo irreal- la toma de la barbilla para mover su rostro y depositarle un beso de buenos días- pero un beso así como los tuyos ni en sueños serían tan deliciosos- dice contra los labios de su esposa, le deposita un beso en la nariz, otro en la mejilla, uno en cada parpado y finaliza con un beso en la frente- eres mi fantasía hecha realidad porque créeme que lo que pasó anoche ni en mis más locos sueños lo hubiera imaginado y sucedió, y a las pruebas me remito: tengo todo mi cuerpo adolorido como si un caballo me hubiera revolcado, la espalda me arde por lo que probablemente tenga las marcas de tus uñas y si mi pecho se mira así de rojo no quiero ni pensar en cómo estará mi entrepierna.

-Lo siento-Daniela abre los ojos y mira fijamente a Poché cerciorándose de que no fuera a desaparecer- me emocioné un poquito.

- ¿poquito? -enarca la ceja- yo diría que muchito, pero mira que no me quejo, todo lo he disfrutado- sonríe ampliamente- buenos días- le vuelve a dar un pico.

-Buenísimos días-se coloca encima de Poché- ¿y si revivimos lo de anoche? - comienza a besar el cuello de la pelinegra que tenía a su entera disposición.

-Me parece la mejor idea que has tenido- se miran a los ojos y comienzan un beso apasionado que da inicio a la fusión de sus cuerpos desnudos.

-Pero dijiste que los tenías resguardados en un lugar seguro ¿Cómo es que están aquí en mis manos? - sorprendida ante lo que sus ojos veían, Daniela había tomado en sus manos las argollas que estaban al centro de la cama.

-Mi chiqui no te podía decir "si mira los traigo en la bolsita lateral de mi cartera" esta sorpresa la tenía pensada para tu cumpleaños, pero dadas las circunstancias de la falta de hospedaje para la boda organicé todo para que por lo menos de hoy hasta tu cumpleaños no nos molesten con trabajo y podamos tener el tiempo para amarnos como no lo habíamos hecho antes.

- ¿encerrón de tres días con el amor de mi vida? -una alegre Daniela observa como Poché asiente, la toma de las manos, la sienta a la orilla de la cama, toma su mano le coloca sus anillos y ella realiza la misma acción.

-Ahora si señora Calle Garzón, consumemos este matrimonio- después de decir eso, Poché se coloca a horcajadas sobre Daniela comenzando un beso apasionado, donde sus manos desesperadas buscan el contacto piel con piel, sin despegar sus labios las chaquetas salieron volando al igual que los tenis de una y mocasines de la otra, los pantalones fueron desabrochados y Daniela rompió el beso para quitarse su polo y aprovechar esa acción para tomar a María José y depositarla al centro de la cama y comenzar a devorar su cuello, poco a poco fue desabotonando su blusa y con cada botón que quitaba sus labios dejaban un camino húmedo de besos sobre la cicatriz que tantos problemas de inseguridad le causo a Poché en el pasado.

-No tengas miedo mi amor, amo cada lunar, cada peca y cada cicatriz que tu cuerpo tiene, pero déjame decirte que esta cicatriz- la mira fijamente a los ojos- es mi favorita- recorre de nueva cuenta la cicatriz tomando dirección a los labios de Poché, se deshace de la blusa y del sostén por lo que ahora sus manos masajeaban los pequeños pero firmes pechos de la pelinegra, la cual estaba extasiada ante el tacto de Daniela; sin embargo ella también deseaba sentirla, ella también deseaba tocarla, por lo que en un movimiento ágil logra desabrochar el sostén de la castaña liberando sus pechos, los cuales al primer contacto con las manos de la pelinegra generan una serie de impulsos eléctricos que le recorren el cuerpo entero causando un gemido ahogado en la boca de su esposa. Los besos y las caricias solo incrementaban la necesidad de sentirse al desnudo por completo, los movimientos instintivos de sus cuerpos buscando un mayor contacto las tenían con los pantalones bajándose por si solos y la ropa interior mojada a consecuencia de la humedad que desprendían. Aprovechando su postura por sobre la pelinegra y después de haberle estado dando atención desmedida a sus pezones, Daniela comenzó a bajar con dirección a la zona íntima de su mujer, ya había metido su mano por debajo del pantalón y la sensación de humedad que la recibió fue el indicio que necesitaba para bajar y despojarla por completo de los pantalones y ropa interior- eres perfectamente hermosa- menciona Daniela al tener a Poché completamente desnuda ante ella, lo que la motiva a despojarse del resto de sus ropas y quedar en igual de condiciones.

Caprichos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora