Capítulo 25 Sincerémonos

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Lindo Domingo

Recibidor, sala, comedor, cocina, ventanal con puerta al patio, alberca, zona de juegos para Ramón, una terraza con asadores dignos de Germán Calle, sillones y la chimenea para resguardarse del frio en época invernal, todo era tan familiar para Daniela, todo era inexplicablemente tan ella y Poché, cada detalle, cada color, los muebles, los utensilios en la cocina, incluso esa hermosa cafetera plateada y todos los compartimentos de la alacena que contenían elementos para poder preparase los más deliciosos cafés que se pudieran imaginar.

La segunda planta no hizo otra cosa que maravillar a la castaña, las habitaciones de invitados eran lindas, pero la habitación principal tenía además de la cama más gigantesca que sus ojos hubieran visto en su vida, el walk-in closet de sus sueños hecho realidad, más un cuarto de baño salido de algún spa con una tina de hidromasajes con la más alta tecnología. Simplemente esa casa, era la casa de sus sueños, un sueño que se encontraba al alcance de sus manos.

-El médico de la empresa dijo que era necesario que guardaras reposo ¿quieres quedarte a descansar aquí? Podrías dormir un poco, tal vez has tenido una semana agotadora tomando en cuenta que regresaste a trabajar. También si no quieres dormir podrías bajar a la terraza o la sala de estar ¿Qué dices?

-Si no te importa me gustaría darme una ducha rápida, ponerme mi pijama y bajar a disfrutar del sol de la tarde para después comer algo.

-Me parece muy bien, iré viendo que hay a los alrededores para pedir comida a domicilio, porque por si no lo recuerdas ni tu ni yo podemos cocinar, lo único que nos sale bien es el café.

-Pues señora María José le pido de la manera más atenta que me prepare uno de esos suculentos lattes que a usted le quedan tan bien, la veo en unos cuantos minutos en la terraza.

-Quedas en tu casa, literal-sonríe María José, sale de la habitación principal y se dirige a una de las habitaciones de invitados donde un día antes había dejado un poco de ropa ya que desconocía si Daniela se sentiría cómoda con compartir habitación con ella, se colocó unos pantalones de yoga, sandalias, un capuchón varias tallas más grande y se dispuso a bajar a la cocina y preparar un par de cafés, los cuales al quedar listos colocó en una charola con galletas de mantequilla y chispas de chocolate y los llevó a la terraza donde se dispuso a esperar a que Daniela bajara.

Por su parte, Daniela trataba de asimilar todo lo que estaba observando y el cómo se sentía con ello, hubo un momento en la ducha mientras se enjuagaba su larga cabellera que al tener cerrados los ojos en su mente se plantó una imagen que le desagradó en extremo: María José besando a Manuela, pero el lugar donde esto sucedía no le recordaba a ningún lugar que haya visitado recientemente, además de que a Manuela solamente la ha visto en la empresa. Decidió dejar de lado esa imagen y enfocarse en escuchar a Poché, sabía que la finalidad de esta escapada, además de relajarse, era conocer la historia de las dos contada por Poché.

-Espero no haberme tardado mucho- menciona Daniela llegando junto a Poché.

-Para nada, tu siempre llegas a tiempo- Poché le sonríe, señala el sillón para que tome asiento y le pasa su café junto a las galletitas- pensé que podrías querer algunas cuantas.

- ¿alguna vez te he dicho lo perfecta que eres? –pregunta sonrojando a Poché- porque si no te lo he dicho créeme que no me cansaré de decírtelo de ahora en adelante.

-Eres una linda- toma de su café y observa como Daniela hace lo mismo- ¿veredicto?

-Delicioso-la voltea a ver dejando su café en la mesa que tenía frente a ella- ¿es que acaso hay algo que hagas mal?

-Muchas cosas, pero principalmente hablar de mí, del cómo me siento, enfrentar mis miedos, confiar en mi misma- suspira- en fin, muchas cosas, créeme que cuando te digo que no soy perfecta es porque es la verdad.

Caprichos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora