8-Cotillas [✅]

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Matías

A la mañana siguiente nos fuimos Spencer y yo a ver al juez, nos vino a buscar nuestro abogado con los papeles preparados para que Spencer sea nuestro tutor legal.

Ya estamos casi llegando cuando Ella me envía un mensaje. <<Mérida y yo ya salimos del hospital, donde vamos>> no digo nada porque mi hermano ya pregunta por mí.

—Es Ella. ¿Verdad? —yo asiento— Dile que, si se la puede llevar a su casa, porque aún la casa está destrozada y a ver si Mérida se hace daño.

Le digo lo que me ha dicho mi hermano y no tarda mucho en responder <<Ok>>.

—Buenos días—. Le dice nuestro abogado a la recepcionista— ¿Está el juez William?

—Si un momento—. Dice la recepcionista, mientras coge el teléfono y marca unos números— Señor William, por recepción, lo están buscando asiente. ¿De parte de quién? —nos dice mirándonos a los tres.

—De parte de la familia Jiménez —ahora respondo yo poniéndome nervioso, sin saber por qué.

No dice nada más, solo cuelga y nos dice que sala es.

Cuando llegamos vemos que la puerta está abierta y se ve una silueta mirando por la ventana. Parece darse cuenta de nuestra presencia porque se gira. Nos invita a pasar y a sentar-nos.

—Buenas tardes, Matías, Spencer y Señor Robinson—. Comienza el juez una vez que nos sentamos— Bueno, como he leído en los papeles que me ha pasado el señor Robinson, he visto que usted señor Spencer quieres ser el tutor legal de Matías y Mérida Jiménez.

Mi hermano asiente a lo que dice el juez.

—Bueno, pero me gustaría saber cómo va a poder usted pagar las facturas de la casa, su universidad, el instituto de su hermano y el colegio de su hermana menor—. Dice el juez levantando la vista de los papeles para posarla en mi hermano.

—Disculpe, señor William, pero mi hermano y yo hemos pensado en trabajar y seguir con los estudios, puede que el dinero que consigamos no sea suficiente, pero si ahorramos y recortamos gastos de cosas innecesarias, nos llegará para pagar todo más el dinero que nos dio nuestra madre al fallecer que no podíamos tocar a menos que sea en caso de emergencia creo que nos valdrá para todo—. Digo yo y el juez desvía la mirada de mi hermano a mí.

Ahora pasa un papel y levanta la vista.

—Bueno, aquí pone que el dinero que vuestra madre que os dejo solo lo podéis usar en caso de emergencia y también pone que, si alguna vez vuestro tutor lo llegan a meter en prisión por agredir físicamente, se hace responsable de vuestros ingresos y vuestro cuidado si son mayor de edades el señor Spencer Jiménez y si le llega a pasar algo el señor Matías Jiménez—. Al decir eso nos mira, pero veo que aún no ha acabado— Y el tutor que os ha agredido tiene que pagar vuestra educación y vuestros costes médicos, el tutor que os ha agredido.

Ahora mi hermano y yo nos miramos sorprendidos y volvemos a mirar al juez.

—Una pregunta, esto mi padre lo sabía—. Pregunto yo y juez vuelve a mirar los papeles y asiente.

—Si también está en el suyo—. Continúa el juez.

Salimos de allí con una sonrisa porque Spencer podrá ser nuestro tutor legal y no nos tendremos que preocupar por las facturas.

Ella

Fuimos con mi moto que me la trajo Linda ayer y me dio las llaves. Le envió un mensaje a Matías y me responde <<Que me lleve a Mérida a mi casa>> le doy un casco a Mérida que lo hemos comprado al lado del hospital porque no tenía uno de su talla. Lo ha cogido verde y negro mientras yo me pongo el mío que es de color rojo. Vamos a comprar un helado en la gasolinera mientras miro qué día es hoy me doy cuenta de que ya es San Valentín. Cuando ya he pagado nos subimos Mérida y yo a la moto, vamos a una floristería que está al lado de la gasolinera y le digo a Mérida si quiere una rosa, ella asiente y le digo que me diga de qué color me dice que la quiere de roja yo pido tres de ese color y una de color rosa para mí.

—Disculpe podría darme 3 papeles para ponerlos en las flores y podrías envolverlos con un envoltorio transparente—. Le digo a la asiente y me da tres papeles para que escriba con un boli al lado. Cuando acabó de escribir se lo doy y ella lo pone en las tres rosas de color rojo y me lo da— Gracias. ¿Cuánto sería?

Me lo dice y le doy el dinero, luego le doy las rosas a Mérida, pero recuerdo que vamos con moto.

Disculpe, me puede dar una bolsa para ponerlas—. Le digo ella asiente y me la da— Gracias, adiós.

Nos vamos subimos a la moto y vamos a casa de Sophia y le doy la rosa a Mérida para qué sé la dé.

—Muchas gracias—. Dice Sophia cogiendo la rosa, ve que hay un papel y me mira con una sonrisa. Y empieza a leer en voz alta— "Para la amiga que me soporta, no se queja por lo que digo y que a ella no le gusta y por lo que hace sin que nadie le diga que lo haga para esa amiga que tanto quiero. Att: Ella."

Me da un abrazo y yo hago un gesto para que Mérida se una al abrazo. Se une.

—Hey mi rosa—. Dice Mérida, yo se la doy y veo que busca una dedicatoria cuando la encuentra, sonríe y lo lee en voz alta— "Para la niña más fuerte, amable, con el mejor corazón del mundo, guapa, con la sonrisa más bonita del mundo y qué más, pues, mejor no lo digo porque no me cabría aquí porque tiene todo lo bueno ella. Att: Ella"

Sonríe y me da un abrazo.

—Gracias, Ella eres la mejor— me dice mientras me abraza.

Cuando nos separamos nos despedimos de Sophia y nos vamos a mi casa llegamos y veo a Linda en la cocina haciendo la comida.

—Toma Linda—. Le digo dándole la rosa que le he comprado— Feliz San Valentín.

Cuando lo coge empieza a leer y luego me da un abrazo.

—¿Qué pone? —pregunta Mérida con intriga.

—Haber quieres leerlo tú o lo leo yo—. Dice mi hermana dándole la carta.

—Yoooo, porfa puedo—. Dice Mérida saltando de la emoción, mi hermana asiente y le da la carta— A ver, que comienzo, estar atentas—. Dice ella— "Para mi querida hermana, no sé cómo darte las gracias por ser la responsable, cuidarme, venir corriendo a casa cuando te necesite estar a mi lado en cuando estoy triste, saltarte la universidad por cuidarme y hacer las clases en casa y despertarme. Te quiero hermana. Att: Ella."

En eso llaman a casa y Mérida va a abrir corriendo.

—HERMANOS—. Dice chillando— A que no sabéis que me ha regalado Ella para San Valentín— dice mientras los deja entrar, ellos niegan— una rosa con una dedicatoria, también me ha comprado un casco para la moto.

Matías y Spencer me fulminan con la mirada con lo de la moto.

—Haber era eso o dejarla ir sin casco porque yo solo tengo moto—. Digo eso y ellos no dicen nada.

—Que ponía la dedicatoria—. Dice Matías cambiando de tema.

Mérida le da la dedicatoria y él y Spencer la leen en silencio cuando acaban me miran con una sonrisa.

—Pero madre mía, qué cotillas llegáis a ser los dos—. Digo riéndome y todos nos reímos.

 Digo riéndome y todos nos reímos

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Reina del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora