🆚Capítulo 14🆚

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"El demonio que soy... Se lo debo al demonio que eres tú."

Narra Deborah:

Todo estaba oscuro.

Tenía miedo…

No lograba abrir mis ojos pero tampoco quería abrirlos.

Sentía que no debía hacerlo.

¿Mis últimos recuerdos?

Estaba en casa.

Todos esos idiotas asistiendo a mi teatro.

Celebraba el cumpleaños de Marco.

Entonces esa chica me trajo el dulce de coco.

Odiaba el dulce pero para todos los efectos lo amaba.

No podías ser una persona dulce sin tener un dulce predilecto.

Mi personaje de mujer millonaria perfecta, buena, era único y original.

Comí el maldito dulce hasta el final y un rato luego me sentí cansada, mareada.

Fui a mi habitación y me dormí.

Luego desperté en un auto, de noche y Ana empujaba el auto.

Tenía que haber sido un sueño.

¿Cierto?

Decidida a encarar lo que fuera abrí los ojos.

Paredes totalmente blancas, un pequeño cuarto de hospital.

No tenía ventanas, aire acondicionado o un ventilador.

Comencé a agitarme y mi respiración era un total desastre.

Estaba en una pequeña e incómoda cama, mis manos y pies atados a dicha cama.

Entonces camuflajeada entre tanto blanco apareció ella.

Su vestido también era blanco y me observaba en un rincón.

–¿Me quieres asustar? Pues no creo en fantasmas.–Dije retándola.

–¿No crees en fantasmas o temes a que si existan?–Respondió con una voz suave y tenebrosa.

–El miedo a los fantasmas no es más que el miedo a nuestros propios crimines, Deborah.

Sus palabras se escuchaban tan suaves que daban miedo.

Mi desesperación estaba llegando.

Comencé a intentar soltarme de los agarres con todas mis fuerzas.

–¡¡No creo en los fantasmas!! ¡¡No creo!!–Gritaba mientras intentaba zafarme pero parecía inútil.

Ante mis gritos varios médicos y enfermeras entraron.

Entre todos me sostuvieron y me intentar calmar.

–Cálmese, señora.–Decían.

Yo continuaba intentando escapar mientras ella veía la escena desde su rincón sonriente.

–¡¡Señora!! Debe descansar. Usted ha pasado cinco años en coma.–Dijo una de las enfermeras.

Quede paralizada al escucharla.

No.

No.

No podía ser cierto.

Entonces había caído del auto y pasado cinco años en coma.

No. No. No.

Los fantasmas no existen.

Ana está muerta.

Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora