Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️

|~|Capítulo 10|~|

"Sombras del pasado, las peores enemigas del presente"…

Narra Ana:

Tic

Tac

Tic

Tac

El único sonido en la habitación eran las manecillas del reloj.
Las luces eran inestables y de vez en cuando se apagaban para luego volver a encenderse.

Cada vez que estas encendían nuevamente podía observar la expresión de Clara con más miedo y terror que antes.

Sus ojos azules buscaban una pista de humanidad en mi rostro frio y siniestro. Quería saber si estaba viva, si era un fantasma o una invención de su mente.

–Clara… el tiempo está pasando. No tengo toda la muerte para esperar a tu respuesta.

Con esa frase una lagrima se dejo ver en su pálido rostro.

Muerte.

Ella tenía miedo de que yo fuera un fantasma. De que hubiera regresado del infierno.

Me levante y me observe en el espejo que tenía frente a nosotras.

–¡AMIGA! Estas hermosa. Tendrás un bello casamiento.–Dije yo.–Eso fue lo que me dijiste aquel día. El día que fui asesinada.

–¿Por qué, Clara? ¿Por qué lo hiciste? Deborah no quería que me casara con su hijo, John está loco pero… ¿Y tú? ¿Cuáles fueron tus motivos?

El silencio volvió a reinar en la habitación y ella solo me observaba asustada. Parecía no ser Clara, parecía una niña temerosa.

Al ver que no obtendría respuesta me acerque a una pequeña mesita en la esquina de la habitación, tome una jeringa y le aplique un líquido.

Me volví hacia Clara y me detuve frente a ella, su mirada nerviosa y temiendo mis acciones.

–Esta droga es muy conocida en el mercado negro como La viuda de la verdad. Sirve para que criminales como tu abran lo boca y digan solo la verdad de lo que se les pregunte.

La tome del cabello con tanta rudeza que la inmovilice, acto seguido inyecte el liquido directo a su cuello y me volví a sentar frente a ella.

Me quede en silencio mientras la veía marearse poco a poco, entrecerrar sus ojos.

–Veamos Clara… Te escucho. ¿Por qué me odiabas tanto? ¿Qué fue lo que te hizo mi padre?

Narra Clara:

Una vez me había inyectado comencé a sentirme mareada, atontada. Escuche su pregunta pero no quería responder, no quería contarlo.

Pero ya esto no iba de mi, ya mis deseos no importaban pues una vez Ana pregunto todo comenzó a volver. Regrese en el tiempo hasta volver allí, a donde prometí nunca regresar.

–¡Mama! ¿Quién es ese señor tan apuesto?–Pregunte con la respectiva curiosidad de una niña de seis años.

Querida yo del pasado, ese hombre es quien destruirá tu vida.

–Hija. Es un señor que está visitando el pueblo. –Respondió con la dulzura que la caracterizaba.

Mi madre era un ángel y mi padre el hombre más educado y gentil que conocía.

Vivíamos en un pueblo del sur de España, Ciudad soleada, era un pueblo relativamente tranquilo y pacifico. Hasta que el llego…

Su sonrisa era cautivadora y alejaba cualquier duda o sospecha que tuvieras sobre él.