"¿Los motivos del asesino pueden ser más fuerte que el sufrimiento de las víctimas?"Narra Marcel:
—¡Papá! ¡Papá!
Su pequeña voz atormentaba mis noches inagotables en la gigantesca habitación.
Ana, mi pequeña Ana.
Era tan pequeña cuando la deje que no debía acordarse de mí.
Ana…
Tú tienes que salvarme.
Podía vivir en una lujosa y estilosa mansión pero aquel lugar estaba lleno de sangre por todos lados, sangre de las victimas de ellos, sangre que solo yo y ellos podíamos ver.
Los de afuera solo veían una casa hermosa, la casa de una de las familias con mayor poder y mas bondadosas del país.
Bondadosa.
¿Ellos bondadosos?
Todos derrochaban seguridad, sinceridad y mucha bondad pero no pasan de animales sin control, son como seres venidos de otras dimensiones con un solo propósito:
Destruir la raza humana y asesinar fríamente a quienes pasaran por su lado o intentarán llevarles la delantera.
¿Quién diría que un día fui parte de su maldito negocio?
Supongo que ya saben de quien hablo:
Los Macondo.
La puerta se abrió produciendo el sonido mínimo de siempre.
Los rojos tacones y el respectivo perfume impactante y femenino se espacio por la habitación. Su cabello negro se esparcía por su espalda. En sus manos un pequeño plato.Mierda.
No, esta no era la escena donde al chico le traen la cena a la cama.
—¿Cómo has pasado el día, amor?—Pregunto sonriendo macabramente mientras se sentaba a mi lado, en la cama.
Quería moverme, golpearla olvidando que era una mujer pero las ataduras me lo impedían.
—¿Cómo crees, querida?—Respondí con su mismo tono idiota.
Ya de nada servía hacerme el duro, el fuerte. Hacía años me había resignado, nunca podría escapar de allí, de ellos, de ella.
La presencia de aquella mujer me seguía causando asco y lo peor era que TODO ERA MI CULPA.
Yo tenía la culpa de TODO.
Si estaba allí era mi culpa y si alguien intentaba causarle daño a Ana lo entendía también sería mi culpa.
Había causado tanto daño y lo sabía, vivía con ese cargo de conciencia así que sí, era mi culpa.
Ella dejo el plato en la mesita de noche y tomo el vaso y la pastilla que reposaban en el pequeño plato.
—Abre la boca.—Ordeno en un tono serio.
Mire mis pies y era lo único en mi cuerpo que no estaba atado con las malditas sogas.
La observe dudando lo que haría.
Acabo de decir que hace mucho me había resignado pero la idea de huir nunca dejaba mi mente, calculaba cada paso, cada gesto de ella y una manera de escapar venía a mi mente.
Quería huir pero la pregunta era:
¿Podría huir?
Alce la pierna hacía ella rápidamente golpeándola en el rostro, ella cayó al suelo por el impacto pero rápidamente se levanto y me lanzo un puñetazo directo a la cara, caí sobre la cama y ella se subió sobre mi aguantándome para que no me moviera.
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Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️
AcciónUn juego comienza cuando las reglas son dictadas. En este simplemente: No hay REGLAS. El juego de la venganza admite trampas, maldades, traiciones, no hay límites sí de vengarse se trata. No importa si inocentes resultan heridos, si hijos resultan h...