Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️

|×××××Capítulo 35×××××|

"Nadie es inocente, todos son culpables, no, corrijo:
Nadie es inocente todos SOMOS culpables".

Sean bienvenidos nuevamente.

Yo soy Ana Adams, tal vez no seré la mejor narradora, o la mejor protagonista pero bueno, soy la escogida por la vida para vivir esta oscura historia y luego he decidido contárosla.

¿Por qué se las cuento?

Ni yo misma se, supongo que necesitaba hablar con alguien luego de todo lo que sucedió y ustedes eran los indicados porque si han decidido entrar y ser participes de esto es bajo su responsabilidad sabiendo que:

Aquí no hay héroes.

Aquí no hay grandes hazañas heroicas sino actos viles y repulsivos.

Y principalmente deben estar seguros de que:

Aunque lo parezca ni siquiera yo, quien les cuenta esto, quien les ha pedido que la acompañen en su gran venganza, ni yo merezco su apoyo, ni yo soy buena.

Yo solo soy un peón del destino, una ficha en su juego.

Solo soy una chica sedienta de venganza.

¿Y ustedes?

Me han acompañado todo este trayecto, ¿cierto?

¿¡Quieren venganza?!

¿¡Quieren saber quiénes son los Macondo?!

¿¡Quieren que paguen por todo?!

Pues yo sí y eso iba a hacer.

Entonces, chicos, chicas, continuemos donde lo dejamos la última vez:

Era de noche, exactamente las ocho, un frio extraño se extendía por la mansión.

Tal vez era el aire pesado que se había creado entre esa familia al sentirse apuntados por armas o al enterarse de que yo sabía ese secreto que tanto habían intentado ocultar.

—Deborah.—Pronuncie su nombre con detenimiento y frialdad.—Diles que salgan.—Le ordene.

Ella me observo boquiabierta, me había entendido pero quería creer que no, ella quería esforzarse en pensar que no lo sabía todo, absolutamente todo.

—Ni te esfuerces en fingir. Diles que salgan.—Volví a ordenar.

Mire de reojo a los otros doce enmascarados que no estaban apuntando a nadie pero igual traían ametralladoras. Esos estaban destinados a apuntar a los otros.

—Jasper.—Pronuncio Deborah conteniendo la rabia.

Entonces como si de un perro se tratara el tal Jasper salió del pasillo al escuchar su nombre.

Era alto, tenía el cabello de un color rojo que parecía natural, ¿Eso podía ser posible?

Un cuerpo atlético y unos enigmáticos ojos verdes, me causo curiosidad que se pareciera a Daniel como si en verdad fuesen hermanos.

Una sonrisa ladina adornaba su rostro.

Estaba vestido de blanco completamente y si, era muy guapo.

Rápidamente dos hombres le apuntaron y él levanto las manos.

—Siéntate.—Le invite.

—Riley.—Pronuncio Deborah.

Del pasillo salió una chica de pequeña estatura pero de unos veinte años, era hermosísima y con un rostro angelical, el cabello marrón extremadamente largo, los ojos azules claros y grandes como en los animes, claro, más a lo humano.