Capítulo 20

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"La realidad se puede distorsionar y lo que es falso parecer real"

Narra Ana:

Sabía que los Macondo cremarian a John.

Ahora que todo se había salido de mis manos tenía que cambiar de estrategia:

Todo parecía ir bien pero de pronto todo acabo mal:

Nunca estuvo en mis planes la muerte de John y menos que Deborah huyera y quemara un hospital entero.

Ya no podía continuar desde las sombras, ahora debía mostrarme. Continuaría con mi plan de causarles miedo pero la única manera de causarles miedo no era haciéndome pasar por un fantasma sino que ahora verían que era real y así era mucho más peligrosa.

La idea de la bomba se me ocurrió mientras veía junto a Cristian como el hospital se quemaba.

¿Por qué no exponer a Deborah a algo parecido a lo que ella había hecho?

Ahora podía ver su rostro lleno de miedo, sin poder controlar la situación, sin una salida visible pues si me disparaba corría el riesgo de que la bomba se activara.

Yo iba ganando en este juego.

Nunca subestimes a nadie porque en el juego de la venganza todo puede suceder y las mas retorcidas jugadas pueden ser utilizadas contra el enemigo. Y esta jugada sí que había funcionado.

Los rostros asustadizos de los Macondo eran únicos.

Ángeles de la muerte con miedo de morir.

Eso eran ellos.

Sonreí mientras los observaba mirarme con suplicas de que no lo hiciera.

Allí estaba Daniel. Lo siento.
Yo ya no era esa Ana que él conoció hace cinco años. Si hubiese sido como soy ahora en aquel entonces nunca hubiera caído en las garras de esa familia y seria una chica feliz.

Vanessa, no estaba segura pero seguro también había tenido participación en el retorcido plan de matarme.

Marco, tal vez era no me había hecho nada pero según lo que Clara me había confesado cuando la drogue el también es parte de ese maldito y secreto negocio.

Y…

Deborah, la mujer que literalmente me dio el empujón para que mi vida se acabara.

—Ahora…—Dije decidida.

Ellos pagarían por lo que me hicieron a mí y a otras personas.

Mis hombres apuntaron hacia ellos y comenzaron a disparar sin compasión.

El polvo lleno el lugar ante los disparos. Se podían escuchar los gritos de ellos, su miedo.

Me estaba convirtiendo en un monstruo, uno que se alimenta del miedo de esa familia, que vive solo para verlos morir.

Mis hombres no pararon y continuaron la lluvia de disparos.

Ante tanto polvo no se veían los Macondo pero ellos continuaron disparando.

Me quiete la bomba que traía atada a mí y la deje en el suelo, me puse mi abrigo y sentí la mano de Cristian agarrándose a mí y sacándome de allí.

El y yo nos montamos en el auto y nos alejamos. Sabía que mis hombres ya huirían en cuanto terminaran. O mejor dicho los hombres de Cristian pues era él quien pagaba a los bandidos que contratábamos.

Ahí les dejo, Macondos.

De una retorcida manera me sentía feliz.

El trauma que esas personas dejaron en mí, el vacio, la destrucción.

Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora