+∆Capítulo 16∆+

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"La devoción es la muerte disfrazada de sentimiento"

Narra John:

Desesperación.

Tristeza.

Rabia.

Furia.

Alegría.

Paz.

Tranquilidad.

Una mezcla de sentimientos sentí al ver que Deborah había desaparecido.

Mi tía.

La mujer que me crío, que me mostró lo malvado y perverso que puede ser el mundo.

Desde niño me convirtió en la bestia sanguinaria que es ella.
Una persona que necesita ver el rojo ardiente saliendo de los cuerpos fallecidos, alguien que necesita ver pálidos y asustadizos rostros mientras los amenaza con asesinarlos.

¿Por qué?

Porque en eso consistía el negocio familiar.

Un lado de mi, necesitaba a Deborah, se preguntaba qué sería de mi sin ella, ese negocio era mi motivo de vivir, ella era quien me hacía vivir. Pero otro lado mío se sentía aliviado, quería que ella se fuera para siempre, quería dejar de ser un jodido asesino.

La maldad nace, crece y se desarrolla…

Pero nadie nace malvado, esa maldad es el fruto de fastidiosos traumas del pasado que te obligan a convertirte en alguien malvado.

Pero…

¿Qué es ser malvado?

Acaso no tenemos todos una pizca de maldad en nuestro interior pero NO LA DESATES o esa maldad te va a consumir, te va a transformar y lo peor es que cuando la maldad y la venganza llegan el control sobre nuestros cuerpos ya no es nuestro, ya no solo pagan los que un día te hicieron mal sino puros inocentes.

En las grandes guerras los primeros en caer siempre son los inocentes, los que no pidieron una guerra, los que no discuten los asuntos políticos, los que siempre luchan por la paz…

–John…–Pronuncio su fría voz.

Abrí los ojos lentamente.

Mi hombro ardía debido al disparo.

Su rostro fue lo primero que vi, ella sonreía. Su cabello rubio caía sobre sus hombros.
Sus ojos no dejaban los míos y por primera vez eso me molesto, era incómodo.

Ana.

Un escalofrió recorría mi cuerpo cuando sus ojos profundos recorrían los míos de una forma  muy perturbadora.

A nuestro alrededor todo era oscuro e incierto.

Intente moverme pero claro, estaba atado a una silla.

–¿Quién lo diría? Termine secuestrándote yo a ti.–Dijo seguido de una gran risa.

–¿Lo recuerdas? Dijiste que solo sería tuya, que habías mandado criminales a mi casa y así lo hiciste.–Continuo.

–La muerte me sirvió para debatirme tu existencia o mejor como terminar con tu existencia. ¿Cómo? ¿Cómo quieres que te asesine?–Sus ojos se abrieron y una extensa sonrisa lleno su rostro.

Yo me quede en silencio.

No lograba decir nada.

¿Era ella Ana? No, no era esa chica que conocí aquella noche en que Daniel le pidió matrimonio.

Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora