"...El amor,el inicio de todo"...
Recordaran que esta historia no comenzó con un bello romance, o una tragedia explicada paso a paso.
No, esta historia comenzó conmigo Ana Adams montada en un auto, drogada, ensangrentada y sin saber cómo llegue allí y a donde más llegaría. Pero mi vida lógicamente no comenzó así.
Nacida el 21 de mayo a las 1pm. Padre desconocido y una madre que un día fue millonaria pero le robaron el dinero. Así que desde que nací ya éramos pobres, tuve que trabajar y esforzarme mucho... Pero vayamos a lo que interesa, la fecha y hora exacta donde mi vida comenzó a derrumbarse y ni siquiera me di cuenta.
El día que conocí al demonio.
30 de julio.4pm...
Estaba como siempre en mi sencilla vida. Puedo darme un gusto que pocos pobres se dan, trabajar desde mi casa. Y no es que sea gerente, empresaria, ama de casa, o que trabaje una vez al mes, NO. Trabajo en mi casa porque allí tengo mi negocio, con el cual me he mantenido desde... SIEMPRE. Lavo los cabellos de mujeres, enjuago y les aplico cremas para alisar o rizar sus cabellos.
Soy muy conocida y se dice que mis tratamientos de los mejores, mis clientas nunca se quejan, recibo diariamente hasta 50 clientas y de ellas el 70 por ciento son mujeres ricas de sociedad. Ellas vienen y pagan millones para tener cabellos perfectos, hay otras que me piden ir a sus casas.
Pero bueno ese día estaba como siempre atendiendo a una clienta y con 10 esperando cuando el fino y carísimo perfume se esparció por todo el lugar, el retumbar de los rojos tacones resonaba anunciando la presencia de aquella mujer, la de los cabellos negros como las más temibles noches. Sin duda era ella... Débora Macondo, la mujer más rica del país, más fina y con más prestigio solo que lo que parecía una riquilla mas por dentro era el mismísimo demonio, y como si no bastara venia acompañada de la zorra mayor. Vanessa Macondo, hombre que no la conocía era gay porque la chica se había acostado con medio mundo.
—Ma ya cambia esa cara, ya verás como de lindo quedara tu cabello.—Comento sarcástica la hija escondiendo sus maliciosas intensiones.
—Una peluquería en un barrio de pobres como este, no sé como deje que me trajeras aquí.— Respondió malhumorada y observando con desagrado a las personas que allí vivían en sus casitas.
Las dos mujeres continuaron avanzando hasta llegar a mi casa.
Ambas entraron sacando de su camino a las otras personas que allí esperaban para ser atendidas.
—Apártense todas. —Dijo empujando a mis clientas.
—Mi madre y yo queremos ser atendidas—Dijo la más joven mientras la otra tomaba los productos del cabello en sus manos y los observaba de mala cara.—Sean bienvenidas. Tengo varios tratamientos les ofrezco un servicio...—Les daba la bienvenida con cordialidad pero la señora comenzó a gritar interrumpiéndome.
—¡Quiero, queremos un servicio completo! Uñas, cabellos, maquillaje...
Esa mujer derrochaba maldad, superioridad, egocentrismo.
—Lo siento pero debe esperar por las clientas que faltan.
—Jaja.—Su risa realmente daba escalofríos.—¿Sabes con quién hablas?—Su mirada se tornó fría y por unos segundos dude si era humana.
—Usted puede ser rica, millonaria pero está podrida, es malvada, eso no lo puede ocultar por lo menos no de mi.—Las palabras dejaron mis labios.
La acababa de conocer pero algo me decía que no era buena.
Se acercó a mí con esa mirada fría y ese rostro de señora de casa, angelical, un rostro que a mí no me engañaba.
—Soy mucho peor de lo que tu mente precoz puede imaginar.—Dijo formando una maliciosa sonrisa.—Podría matarte aquí mismo si así quisiera.
No pude más.
Lo siguiente fue que la tomé de sus largos cabellos y la saqué a la fuerza de mi casa.
—¡SUELTAMEE!.-Gritaba mientras la sacaba.
Una vez afuera les cerré la puerta en la cara.
—Yo... Lo siento mamita.—Dijo Vanessa haciéndose la buena, a lo que Débora contesto con una fuerte bofetada.
—Tu fuiste quién me trajo,idiota. Esa chica... Me reconoció. Pudo notar quién soy realmente.—Dijo Deborah
—Claro que no, cómo crees. Vamos.
Solo que para mi desgracia esta no sería la última vez que vería a esas mujeres...
¿Serian ellas las culpables de lo que más adelante me ocurría?
En una Mansión.
Autor...........
Llegan Débora y Vanessa
Un joven de cabellos rubios, muy atlético, mirada intensa, con unos ojos azules que transmitían que era una persona de un corazón enorme. El chico de nombre Daniel las esperaba.—¿Por que se tardaron tanto en la peluquería?
—Pregúntale al desecho de tu hermana que ni para escoger una peluquería sirve—Dijo Débora subiendo las largas escaleras.
—No le hagas caso, sabes que en el fondo te quiere.—Dijo Daniel.
—Hermano, no tienes que mentir y me acostumbre, y ya acepto que nuestra madre solo te quiere a ti. Marco y yo somos dos desechos para ella.
—Yo no lo veo asi.—Comento Marco, el menor de los hermanos con 17 años.
—Que inocentes son ambos, el tiempo les mostrara que Débora no ama a nadie... A si al dinero.—Dijo Vanessa segura de sus palabras.
En el barrio...
Había terminado el trabajo por hoy pero ya no me quedaban cremas así que tome mi bolso y fui al mercado. Compre todas las que necesitaba ya que al otro día continuaría con mi trabajo. Pero cuando iba saliendo no mire hacia el frente y choque con alguien.
Mi bolso y todas las cremas cayeron al suelo pero yo no estaba preocupada por eso sino por el chico tan guapo que tenía en frente.
Nuestras miradas se cruzaron. No paraba de mirarlo, como su cabello se movía con el viento y caía sobre su frente como si fuera el galán de una película.
Era Daniel. Hijo de Débora, solo que yo no lo sabía.
Se lo que están pensando que estaba a un paso de enamorarme del hijo de la peor persona que conocía, de aquella mujer detestable.
Mis problemas estaban cada vez más cerca. Cada vez más cerca de estar en ese auto para luego caer y pasar 5 años en coma.
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Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️
AksiUn juego comienza cuando las reglas son dictadas. En este simplemente: No hay REGLAS. El juego de la venganza admite trampas, maldades, traiciones, no hay límites sí de vengarse se trata. No importa si inocentes resultan heridos, si hijos resultan h...