- Cuando me dijiste que nos íbamos de viaje pensé que sería otra cosa - dijo Helena mientras subía la montaña. En aquel momento Dante y ella se encontraban subiendo a la cumbre del volcán Mauna Loa, el más grande de todo el mundo.
- Te dije que íbamos de viaje a Hawaii ¿Qué pensabas que iba a pasar? - respondió Dante con una sonrisa mientras caminaba delante.
- No sé - jadeó Helena bajo los fuertes rayos de sol que caían a aquellas horas del día - Tal vez unas vacaciones antes de ir a la guerra... Un spa pagado por el Olimpo... La playa... -
Dante le tendió la mano a la chica para ayudarla a subir un risco - Pues lo siento - dijo mientras tiraba de ella - Pero Hefesto ha sido muy claro... Si quiero arreglar las dagas de Cicno necesito un material que solo puedo encontrar aquí -
Helena observó la Ira de Ares, la cual colgaba de su espalda - Vale... Si con esto conseguimos que dejes esa espada... -
Dante desenfundó la hoja azabache y contempló su propio reflejo. Durante unos segundos esperó que Fóbetor apareciese, envolviendo sus garras alrededor de su cuello. Sin embargo, sabía que aquella criatura había muerto y esperaba no volver a verla en lo que le quedaba de vida - Lo sé... A mi tampoco me gusta -
Ambos siguieron su caminata por un sendero repleto de fragmentos de roca volcánica y grava. Superaron la zona delimitada para el público para adentrarse a la zona más recóndita de aquel inmenso volcán. Dante alzó la mirada, viendo como una nube de humo salía del cono volcánico - Parece que Hefesto se ha puesto en marcha - murmuró.
Helena siguió su mirada - ¿Qué te dijo que iba a pasar? -
El chico suspiró mientras reanudaban la marcha - Dijo que cuando nos acercáramos arrancaría su fragua... -
- ¿Y los mortales no se asustarán al ver cómo el volcán más grande del mundo entra en erupción?
- Bueno... El plan no incluye una erupción volcánica. Aunque estaría guay.
Helena le miró con la ceja levantada - Ya... ¿Te he dicho que ese plan no me hace gracia? -
- A mi tampoco me apetece meter la mano en lava... - le secundó Dante - Llevas las curas, ¿no? -
Helena asintió mientras le enseñaba la mochila - Con suerte entre esto y tus poderes no perderás el brazo -
De golpe, un leve terremoto sacudió el volcán. Varias rocas se desprendieron de la parte superior y cayeron rodando a gran velocidad. Helena esquivó las que fueron hacia ella. Por otro lado, Dante estaba de espaldas y no vio venir la roca que le golpeó en la cabeza - ¿Estás bien...? - preguntó Helena al ver cómo un hilo de sangre salía de la parte posterior de su cabeza.
Él se llevó la mano a la nuca y manchó su mano de sangre - Duele... - cerró los ojos mientras activaba sus poderes, cerrando la herida como si nunca hubiese existido - Arreglado -
Helena mentiría si dijese que ya se había acostumbrado a los nuevos poderes de su novio. Ya había pasado un año desde que reveló la verdad de sus poderes y aquella maldita profecía. Desde entonces, ninguno de los dos había vuelto a sacar el tema y los días seguían pasando. La verdad era que no sabían ni por qué. Tal vez era porque ninguno tenía ganas de sacar el tema. Tal vez creían que ignorándolo, todo se solucionaría. O tal vez, simplemente, no tenían el valor para afrontar la realidad.
Fuera como fuese a ojos de Helena, Dante parecía estar bien. Después de todo lo que había ocurrido en el laberinto y las muertes en aquella funesta batalla, creía que aquello sería el límite para su novio. Estaba convencida de que en aquel momento el hijo de Ares tocaría fondo.
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ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPO
FanfictionProtege a quien quieres... El momento ha llegado. Los ejércitos están listos. Cada pieza ha sido colocada en su lugar, y llega el momento de la batalla donde el futuro del mundo y de la humanidad será puesto a prueba. Quinto libro de la saga Ares.