- ¿Qué está pasando? - le preguntó Annabeth a Percy cuando llegó a su lado. Hacía solo un minuto sus dos amigos habían estado masacrando al titán y ahora este se había convertido en una columna de fuego que la hacía sentir como si se hubiese sumergido en una de las fraguas de Hefesto.
- Annabeth... - musitó el chico como si hubiese olvidado que la hija de Atenea estaba allí. Percy miró por encima de su hombro y entonces casi pudo ver a cámara lenta como Hiperión estallaba. Sin pensarlo se lanzó sobre la chica y la protegió con su propio cuerpo.
Sin embargo, la explosión jamás les alcanzó. Tras unos segundos Percy abrió los ojos con cuidado y vio como todas las llamas de Hiperión habían quedado atrapadas en una especie de prisión invisible. Al pie de esta, Dante tenía las dos manos alzadas hacia el cielo como si estuviese rezando - Dante... -
Entonces, todo aquel poder abrasador contenido salió disparado hacia el cielo y abrió un enorme agujero entre las nubes. Veinte segundos más tarde el único rastro de la presencia de Hiperión fue el surco de fuego que había frente a Dante - Lo ha conseguido... - musitó Percy mientras veía a su amigo de pie, aún con las manos alzadas.
- Esto... Percy - le llamó Annabeth con un carraspeo.
En ese momento el chico fue consciente de que seguía abrazando a la hija de Atenea - Lo siento. Yo estaba... - murmuró él mientras se alejaba de un salto.
- Dante - Annabeth echó a correr justo cuando el hijo de Marte se desplomaba hacia atrás. Cuando llegaron a donde había caído este tenía los ojos entrecerrados y la piel blanca como el papel. Sus venas brillaban con un intenso rojo, como si fuesen a estallar - ¿Estás bien? -
Percy notó que las palmas de sus manos estaban calcinadas. Y los más preocupante, no se estaba curando - Sí... Llevo dos bombazos en dos semanas... - respondió el mayor con los labios casi tan secos como la arena del Sáhara - Solo necesito descansar un poco -
- Te has ganado ese descanso colega - asintió Percy.
Dante tardó unos segundos en responder. Tenía la mirada perdida en las nubes - Ves... - susurró - Te dije que me vengaría, Mia -
Percy y Annabeth compartieron una mirada triste. Ninguno de los dos había tenido la oportunidad de conocer a aquella hija de Hécate. Pero sabían que había sido alguien importante en la vida de su amigo - Descansa - le dijo la hija de Atenea, mirando a su alrededor - Con lo que acababas de hacer no creo que ningún monstruo tenga el valor de acercarse a ti... En un rato volveremos a por ti -
Dante asintió mientras empezaba a parpadear lentamente - Una última cosa... - murmuró - Soy yo o eso es un cerdo volador -
Los otros dos semidioses creyeron que su amigo ya estaba delirando por el cansancio. Sin embargo un nuevo alarido rasgó el cielo - ¡Oinccccc! -
Una enorme criatura rosada sobrevoló el estanque: una especie de globo de pesadilla con alas, como los que pasean en el desfile del día de Acción de Gracias - No estás flipando... - respondió Annabeth - Es un cerdo -
- Ah, genial - suspiró Dante antes de acabar de desmayarse.
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- ¡Jefe, le hemos encontrado!
Dante refunfuñó mientras se daba la vuelta - ¿Podéis no gritar? Dejadme descansar... - dijo con un medio ronquido.
- Nos encantaría poder hacer eso, Dante - respondió una voz familiar. El hijo de Marte abrió los ojos y distinguió una figura. Primero pensó que era un caballo, luego se dio cuenta de que sobre esta había una persona... No, era una persona mitad caballo - Buenos días -
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ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPO
FanfictionProtege a quien quieres... El momento ha llegado. Los ejércitos están listos. Cada pieza ha sido colocada en su lugar, y llega el momento de la batalla donde el futuro del mundo y de la humanidad será puesto a prueba. Quinto libro de la saga Ares.