XVI

64 11 7
                                    

- Cronos... - musitó Dante. El jinete que iba delante avanzaba al trote. De improviso, se quitó el casco e inmediatamente reconocieron en él al mismísimo Cronos, con aquellos ojos inconfundibles de oro fundido. Annabeth y los campistas de Apolo vacilaron. Los monstruos a los que habían perseguido alcanzaron las líneas del titán y fueron a engrosar sus filas. Cronos miró en su dirección. Estaba a unos quinientos metros, pero Dante juraría que lo vio sonreír.

- Ahora sí vamos a retirarnos - dijo Percy quién estaba a su lado. A Dante no le hacía gracia reconocerlo pero tal y como estaban las cosas no iban a poder ganar. Si fuesen solo él y Percy contra el rey de los titanes tal vez tendrían una oportunidad. ¿Pero enfrentar a Cronos junto a todo un ejército de monstruos y semidioses? Eso era un suicidio.

Los hombres del señor de los titanes desenvainaron sus espadas y se lanzaron a la carga. Los cascos de sus caballos-esqueleto atronaban en el pavimento. Los arqueros del Campamento Mestizo lanzaron una salva de flechas, derribando a unos cuantos enemigos, pero los demás siguieron al galope.

- ¡Retiraos! - siguió diciendo Percy - ¡Nosotros los distraemos! -

En cuestión de segundos ya los tenían encima. Michael, Helena y el resto de arqueros emprendieron la retirada, pero Annabeth se quedó junto a ellos, combatiendo con su cuchillo y su escudo mágico mientras retrocedían poco a poco hacia el otro lado del puente.

La caballería de Cronos se arremolinó alrededor de los tres semidioses, lanzando mandobles e insultándoles. El titán avanzaba tranquilamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Dante desenfundó la Ira de Ares. Un torrente de llamas negras estalló, haciendo que sus enemigos se alejasen. Dante alzó la espada, listo para acabar con el combate en aquel instante. Sin embargo, Percy se giró y le gritó algo que le robó la concentración - ¡¡No los mates!! -

Dante se quedó mirando a su amigo durante unos segundos. Estaban en mitad de la guerra... ¿De verdad había dicho eso? ¿Le estaba pidiendo que no matase a sus enemigo? Dante dudó durante unos segundos y las llamas en su arma se apagaron. Un pequeño grupo de semidioses pareció reconocer su indecisión y cargó contra el chico, separándole de Percy y Annabeth.

El hijo de Marte apretó los dientes mientras repelía los espadazos se sus enemigos. Decidió aceptar las órdenes de Percy así que se concentró en herir a los semidioses del ejército de Cronos "levemente", nadie moriría por esas heridas. De reojo vio como Percy y Annabeth luchaban hombro con hombro. También le pareció distinguir un par de pegasos que hacían pasadas sobre sus cabezas, noqueando a los enemigos que se ponían a tiro.

- Es raro verte contenido Monarca... - la voz de Cronos resonó en la cabeza de Dante. El hijo de Marte intentó mantener la concentración pero la molesta voz del rey de los titanes perforaba sus oídos - En verdad te has vuelto débil -

Dante acabó con el último semidiós que se echó sobre él de un golpe en el casco que le produjo una buena contusión. Libre de sus enemigos miró hacia atrás donde los hijos de Apolo acababan de dejar el puente. Se giró para ver cómo les iba a Percy y Annabeth. Justo a tiempo para ver como uno de los mestizos de Cronos le clavaba un puñal a Annabeth en el hombro - ¡¡Annabeth!! - gritó Percy mientras se daba la vuelta. Atrapó a la chica con un brazo mientras cona otra mano amenazaba a los enemigos que los miraban - ¡Atrás! - blandió la espada a izquierda y derecha, obligando a los enemigos a apartarse de Annabeth - ¡Que nadie la toque! -

- Qué interesante - dijo Cronos. El señor de los titanes se alzaba sobre los dos semidioses en su caballo-esqueleto, sosteniendo la guadaña con una mano - Un bravo combate, Percy Jackson - prosiguió - Pero ha llegado el momento de rendirse... -

Cronos no tuvo tiempo de decir una palabra más. Alguien le interrumpió, arrojándole una especie de pelota ensangrentada que cayó sobre su regazo. El titán agachó la mirada para encontrarse con la mirada apagada de uno de sus soldados. Entonces, una sensación terrorífica se extendió por todo el puente. Como si el mismísimo Tánatos hubiese aparecido - Veo que ya muestras tus auténticos colores, Monarca -

ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora