VI

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- En serio... Como tenga que seguir con estos viajes... - musitó el chico en cuanto llegaron al Campamento Júpiter. Para ser más exacto, Hermes le había dejado en los Campos de Marte, donde los romanos habían recreado la fortaleza de Cronos en el monte Otrys. A juzgar por el mal estado de este, habían estado practicando el asalto que iban a lanzar en los próximos días.

- Veo que los romanos no han perdido su toque - comentó Hermes a su derecha. Dante pensaba que el dios ya se había marchado. Cuando lo miró, notó que algo había cambiado. Tenía un aire diferente y sus ropas habían cambiado... Ahora llevaba una túnica blanca con líneas moradas. Lo único que seguía igual era el caduceo y las serpientes que le siseaban al chico. Ahora era Mercurio, no Hermes.

Ambos se sostuvieron la mirada durante unos segundos. La tensión casi se podía cortar con un cuchillo - ¿Ahora es cuando nos liamos a puñetazos por ver quién de los dos tiene razón? ¿O qué? - preguntó mientras se cruzaba de brazos. Con aquellas palabras pudo ver como la rabia inundaba al mensajero de los dioses. No le importó. Mercurio no le caía bien y no se iba a esforzar en disimularlo.

Notó como el dios apretaba el caduceo que llevaba en sus manos. Inconscientemente llevó su mano derecha hasta la katana que llevaba en el cinturón. Sin embargo, para su sorpresa este solo suspiró y se colgó su herramienta del cinturón - ¿Sigues con tu idea de matar a Luke? -

- Si es la única manera de acabar con todo esto... Sí - Mercurio no respondió, se giró y contempló la recreación del Monte Otrys - ¿Para eso me has traído? ¿Para hacerme cambiar de opinión? -

- No quiero tener que enterrar a un hijo - murmuró el dios.

Dante se dio media vuelta y empezó a caminar en dirección al foro - No me importa... No es asunto mío - respondió el chico mientras se alejaba - Yo cumpliré con mi misión. Y si eso pasa por matar a Luke pues que así sea -

No sentía ninguna pena por Hermes. Luke había tenido la oportunidad de tomar otro camino. Él mismo se había visto en una situación parecida y cuando tuvo que tomar la decisión más importante de su vida fue capaz de elegir el correcto. Luke no. Y ya no había lugar para el perdón ni para la lástima. La guerra iba a empezar y no podían tener más distracciones. A su espalda oyó un relámpago fulgurar. Cuando se dio la vuelta ya no había ni rastro de Mercurio.

Cerró los ojos durante unos segundos y suspiró - No es asunto mío... Haré lo que tenga que hacer - le repitió a la nada.

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- Término... Ya hemos discutido esto cien veces. No tengo toga... No me voy a poner la puta toga porque no la tengo suspiró el chico cuando llegó frente a la estatua de mármol que custodiaba la entrada al foro. Todos los legionarios estaban reunidos en el senado, probablemente acabando de organizar el asalto a la fortaleza del ejército del titán. Tenía que ir allí y asegurarse de que todo estaba bien. Pero antes tenía que superar al molesto dios de las fronteras.

- Esta vez no está Grace para dejarte pasar - respondió el dios mientras una ligera sonrisa aparecía sobre su rostro.

Dante suspiró y miró a Término con la ceja levantada - Vengo de pelearme con Tifón... ¿Y este tipo me va a detener? - empezó a caminar hacia el foro pero a cada paso que daba el dios aparecía frente a él - Anda, aparta - suspiró él mientras alzaba la mano derecha. Por mucho que Término fuese el dios encargado de la protección del Campamento Júpiter no era más que un dios de tercera fila. Podía reducirlo a un montón de polvo solo con una mano.

Para suerte del dios, justo cuando el hijo de Marte iba a mover ficha una persona apareció - ¿Dante? - preguntó una chica pelirroja que conocía muy bien.

ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora