XXVII

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Percy no lo pensó. Su cuerpo se movió por si solo, como si estuviese programado para hacerlo. Cuando vio como la hoja de la guadaña de Cronos se cernía sobre Annabeth no tuvo ninguna duda. Saltó sobre la chica, protegiéndola con su propio cuerpo... Y dejando al descubierto su único punto débil. Con sus brazos envolvió a Annabeth, escondió el rostro de la chica contra su pecho y cerró los ojos. Rezando porque aquel golpe fatal no acabase con su vida.

Sin embargo, la hoja jamás le alcanzó. Percy solo escuchó el infernal sonido de la guadaña rasgando el aire, un golpe seco como de metal quebrándose... Y el tétrico sonido de gotas cayendo sobre el blanco suelo de mármol. El hijo de Poseidón no podía ni moverse. Tenía demasiado miedo como para hacerlo. Sin embargo, el gritó ahogado de Annabeth le devolvió a la realidad - No... - musitó la hija de Atenea mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.

Percy cerró los ojos durante unos segundos y se armó de valor. Se dio media vuelta y pudo ver como una de sus mayores pesadillas se cumplían - Dante... -

El hijo de Marte les miraba por encima de su hombro con una sonrisa torcida. Abrió la boca para decir algo pero lo único que salió fue un torrente de sangre que manchó el suelo. La mirada de Percy fue desde el demacrado rostro de su amigo hasta la espalda, de donde asomaba la hoja de la guadaña de Cronos, empapada en sangre.

- Vaya... No esperaba esto, Dante - dijo Cronos mientras clavaba aún más su arma en el vientre del chico. Este respondió soltando los fragmentos de la Ira de Ares que había quedado completamente destrozada y unas pocas placas de su armadura cayeron al suelo. Aferró la hoja de su enemigo entre sus manos, pero le fallaban las fuerzas, le temblaban las manos y su visión se volvía borrosa - No te pega el sacrificarte por los demás -

- Cierra... la... boca... - respondió este a duras penas. Ambos se sostuvieron la mirada durante unos eternos segundos. Cronos lucía una sonrisa sádica. Dante hacia lo imposible por mantener la concentración mientras el metal de la guadaña comenzaba a quemar sus entrañas.

Percy quiso aprovechar esta breve distracción y sacar a Annabeth de allí, pero el tiempo seguía congelado. Solo podía mirar al hijo de Marte quien a pesar de esa herida mortal parecía ser el único capaz de mantenerse de pie frente al rey de los titanes - Tenemos que ayudar a Dante... - musitó ella mientras intentaba alargar la mano, como si quisiese alcanzar a su amigo con todas sus fuerzas.

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Dante aún no entendía que había pasado. Era como si su mente se hubiese apagado durante unos segundos y cuando volvió a activarse se encontró con la guadaña de Cronos atravesando su estómago. La Ira de Ares estaba destrozada, la había usado a modo de escudo pero esta no había resistido el impacto. Sin embargo, todo aquello ya no le importaba. Se giró para asegurarse que sus amigos siguiesen bien. Percy y Annabeth le miraban fijamente, con los rostros de horror más terroríficos que jamás había visto.

Quiso decirles que estaba bien, que no se preocuparan. Sin embargo, cuando abrió la boca un sabor metálico se extendió sobre su lengua y un chorro de sangre escapó de sus labios. Volvió a mirar al frente, donde Cronos le observaba con aquella desagradable mirada dorada. Podía ver la boca del titán moviéndose, pero ningún sonido llegaba a sus oídos. Aún así reunió las pocas fuerzas que le quedaban y habló - Cierra... la... boca... -

Como respuesta, el rey de los titanes hincó aún más su arma. Dante casi podía sentir como el arma removía sus entrañas, como le arrebata al la vida. Apoyó la palma de las manos a cada lado de la hoja e intentó sacarla, pero carecía de fuerzas. El rey de los titanes era demasiado fuerte. Él era un simple humano y ya no podía seguir luchando. Cronos dio un paso al frente y empujó al chico contra el trono de Ares. Dante se golpeó con tanta fuerza que su mente se nubló. El arma que atravesaba su cuerpo se clavó contra la pata del trono divino de su padre, aprisionándole. Aulló de dolor mientras Cronos se acercaba a su rostro - ¿Qué ocurre, Monarca? - le preguntó con ese rostro que tanto odiaba - ¿Te has quedado sin fuerzas? -

ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora