A lo largo de su vida Dante se había visto expuesto a todos los tipos de dolores físicos imaginables. Había sostenido el peso del cielo, había sido apuñalado por la espada llameante de un titán e incluso había estado a las puertas de la muerte en numerosas ocasiones. Meter la mano en la lava sin duda no era tan doloroso como todo lo anterior, aunque sí que escaló al top.
Lo único bueno de estar a esas temperaturas es que tus nervios se queman al instante así que el dolor solo dura unos segundos. Aun así Dante soltó un potente grito mientras poco a poco su brazo se adentraba en el pozo de lava. Intentó mirar para buscar aquella piedra que relucía pero su mirada era completamente oscura - ¡¿Dónde mierda está?! - rugió adolorido.
- ¿Estás bien? - preguntó Helena mientras seguía aplicando sus cantos curativos, en un intento de aliviar el dolor del chico.
- ¡¡Quema!! - gritó mientras tanteaba el fondo de aquel pozo en busca de la dichosa piedra. Necesitó unos segundos más para que la punta de sus dedos tocase algo que ardía con incluso mayor fuerza que la propia lava. Se inclinó un poco más, hasta que la lava llegó a la altura de su hombro y consiguió que su mano se aferrase entorno algo que le pareció la piedra de Hefesto.
De un rápido tirón Dante sacó la piedra y la lanzó un par de metros delante de ellos - ¡¡La bolsa!! ¡¡Saca la bolsa!! -
Helena estuvo rápida y en un segundo sacó la bolsa ignífuga que Hefesto les había dado para transportar la piedra. En cuanto esta estuvo a salvo se giró solo para ver cómo Dante sacaba de la lava un brazo al borde de carbonizarse - Dioses... - musitó mientras empezaba los procesos de curación.
- No es para tanto... Estoy bien - jadeó él. Mentira. Helena había sido la enfermera principal del Campamento Mestizo durante casi ocho años. En ese tiempo había visto heridas y quemaduras de todo tipo. Pero aquello estaba en una nueva dimensión. El brazo derecho de Dante era completamente negro, como si fuese de carbón y una venas de color rojo brillante lo recorrían de arriba a abajo. Parecía que en cualquier momento se le fuese a caer a pedazos.
Helena empezó a tratar su herida, volcando todas sus energías en los cánticos curativas y obligando a un Dante semiinconsciente a comer ambrosía. Entonces, de golpe el proceso curativo de Dante se puso en marcha. El Dominio del Monarca se extendió por todo su cuerpo hasta llegar a su brazo - Funciona... Funciona - repitió mientras sentía como recuperaba la sensibilidad del brazo.
Estando de rodillas empezó a toser casi atragantándose mientras su cuerpo empezaba a exhalar un humo de color rojo sangre - ¿Esto es normal? - preguntó Helena a la vez que bañaba su brazo en néctar y empezaba a vendarlo.
- Sí... - jadeó Dante mientras su visión volvía de golpe. Estuvieron así durante un cuarto de hora. En ese tiempo Helena intentaba con todas sus fuerzas que el brazo de Dante no se desmoronase mientras él hacía todo lo posible por no desmayarse.
Y de repente el Dominio del Monarca empezó a hacer efecto de verdad. Su brazo empezó a recuperar un color más natural mientras aquel humo rojizo se iba difuminando. Las venas de color rojo empezaron a brillar con mayor fuerza hasta que su brazo volvió casi a la normalidad - Estoy bien... - musitó él mientras se desplomaba contra el suelo.
En aquel momento lo último que le importaba era estar en mitad de un volcán. Estaba tan agotado que simplemente se desplomó contra la roca ardiente y cerró los ojos en un intento de descansar - Eh, no, no - dijo Helena mientras le sacudía - No te desmayes. Tenemos que salir de aquí -
- No me estoy desmayando... Solo descanso los ojos - farfulló Dante mientras su visión se oscurecía.
Sin más opciones Helena giró al chico y le puso mirando hacia el techo - Lo siento... - dijo antes de soltarle tal bofetada que le despertó al instante.
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ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPO
FanfictionProtege a quien quieres... El momento ha llegado. Los ejércitos están listos. Cada pieza ha sido colocada en su lugar, y llega el momento de la batalla donde el futuro del mundo y de la humanidad será puesto a prueba. Quinto libro de la saga Ares.