Capítulo 31: De sueños e ilusiones hechos realidad

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Amera despertó con el aroma de los hot cakes provenientes de la cocina. Una sonrisa apareció en sus labios al frotar la nariz contra la almohada. Cada vez que Ryan cocinaba para ella se sentía una adolescente otra vez, en esas primeras visitas al iniciar la universidad dónde él le llevaba el desayuno a la cama y le daba el beso de buenos días, deseándole un lindo día en la escuela.

Pero no era su prometido el que estaba en la cocina. Porque él estaba dormido a su lado en la cama con la cara enterrada entre los brazos, y la gata sobre su espalda, aunque quisiera no hubiera podido levantarse.

Ah, por supuesto, Roger.

Recordó la inoportuna visita del padrino de Ryan a mitad de la madrugada. Algunas de las palabras de la conversación aparecieron en su mente, incluyendo la parte en la que Ryan le comentaba sobre la llave de repuesto. Besó el hombro de su novio al levantarse de la cama, él respondió con un gruñido, arrastrándose al centro de la cama, Manzana no se movió de su lugar.

Se cubrió con la bata colgada en el ropero, las mañanas en Dublín eran frías, eso no significaba que estuviera acostumbrada a ellas, en Liverpool hacía frío y Amera detestaba los escalofríos matutinos. Las pantuflas ayudaron para mantener sus pies calientes, no estuvo molestando a Ryan durante una hora luego de acostarse, poniéndole sus dedos helados en las piernas para dejar que se enfriaran ahora. Ojala pudieran tener la casa caliente todo el día, a ella no le molestaba dejar encendida la calefacción, el problema era el horno con el que dormía.

—Buenos días, Amera, ¿dormiste bien?

—Días, Roger —respondió con un bostezo—. Estaría mejor en cama, dónde está calientito. ¿Encontraste un lugar para dormir?

Roger refunfuñó mientras ponía un círculo perfecto de masa en el sartén.

—Tu novio es un mentiroso, me dijo que había habitaciones libres, pero no me dijo que ninguna de las camas tenía cobijas —acercó el plato dónde iba formando su torre de hot cakes hacia Amera, ya había puesto la mesa y los esperaban tazas humeantes de café—. Tuve que preparar mi cama antes de poder dormir.

—Es culpa tuya, si nos hubieras avisado que ibas a llegar, te hubiera preparado una habitación con tiempo —esbozó una sonrisa detrás de su taza, cuando Roger le dirigió una de sus miradas escépticas que aprendió de Jeremiah—. Ya sé, vas a decirme que así la sorpresa no funciona, pero tampoco se trata de llegar a un colchón frío y desnudo, ¿sabes?

Roger suspiró, añadió cuatro hot cakes a la torre y regresó a la cocina.

—Ya sé, esperaba algo más, ¿me entiendes? Después de todo lo que he hecho por él... —Amera soltó una risita. Había escuchado la historia decenas de veces, nunca se aburría de ella—. Si no hubiera sido por mí... ¿dónde habría quedado cuando las cosas con su padre se complicaron?

—Perdido, así es como estaría el ingrato de mi novio —bromeó ella, dándole una mordida a su desayuno—, ya sabes cómo es él, no le gusta tener una cama arreglada si nadie va a usarla.

Roger giró para ver a Amera, su ceja marcó un arco en su frente. La sugestión de "arreglar" algo, cuando involucraba a Ryan no podía tomarse con seriedad.

—Déjalo en paz —pidió Amera, intentando mantener baja la voz.

El padrino terminó de cocinar, reuniéndose con Amera en la mesa. Durante su última reunión, en la fiesta de aniversario de Jeremiah y Yelina, Ryan hizo una mención al compañero anterior de sus sesiones; mientras Amera se enfocaba en terminar su año escolar, antes de hacer el acuerdo con aquel chico lo habló con Amera para estar seguro de que no había problemas entre ambos. Fue mientras bebían una tercera copa de vino que Amera le comentó a Roger del sumiso temporal. Desde ese día no dejaba de molestarlo con lo mismo.

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⏰ Última actualización: May 11, 2022 ⏰

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