Julieta
Últimamente las semanas se basaban en ir a la facultad y trabajar, y salir los findes.
Yo hace un par que venía rechazando las salidas, porque estaba con los parciales finales y necesitaba estudiar. Pero este finde no tenía opción. Había terminado las clases el jueves, por lo tanto, estaba libre y no me dejaron decirles que no.
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Estaba cansadisima, pero aún así estaba aprontandome con mis amigas para salir.
-Julieta deja de bostezar- se quejaba Lara.
-Dejala, pobre. Es obvio que está cansada- Guadi me miró con compasión y yo le sonreí.
Fui la primera en estar pronta así que me tiré en la cama a ver si podía dormir, aunque sea 15 minutos.
-ya están viniendo los chicos, avísale así se levanta- escuché que Lara salía y dejaba a Guada encargada de mi. Mientras ella se acercaba a despertarme le hablé.- ya la escuché, ahora voy- me apoyé el brazo por los ojos para taparme la luz.
-Te aviso cuando nos vayamos, descansa un ratito más- Guada apagó la luz y se fue.
-Julieta nos vamos- gritó Lara del otro lado de la puerta. Para mí, habían pasado dos segundos, pero según mi reloj pasaron casi 40 minutos.
Me quedé echada en la cama, tratando de agarrar fuerzas para levantarme y sentí que la puerta se abría.
-te dije que ya iba- dije, ya hinchada las pelotas.
Hace días que Lara estaba medio insoportable, no sé si era solo conmigo o Guada también lo percibía, después voy a hablar con ella y ver si tenemos que hacer una intervención.
-a mi no me dijiste nada- se rió.
Esa risa hizo que me sacara el brazo de la cara y me sentara de un golpe.
-hola-
-hola Juli- le sonreí, pero como no prendió la luz, no sé si lo notó.
-ya nos vamos, me mandaron a buscarte- encendió la pantalla de su celular, viendo la hora- igual me dijeron que si veía que seguías durmiendo te dejara.-
me tiré para atrás de nuevo y me quejé.
se rió de mi actitud.- Vas a tener que decidir si vas o no-
bufé porque tenía sueño y por lo tanto, mal humor, pero al final decidí ir.
-ayúdame- dije estirando las manos para que me sinchara. Sentía todo el cuerpo pegado a la cama.
-que vaga que sos- se rió- dale, arriba- me agarró la mano y me hizo levantar.
Sentí que me corría electricidad por todo el cuerpo. Lo Floricienta que me pone estar alrededor de Iván es impresionante, pero es cierto. Cada vez que lo tenía cerca, sentía un millón de cosas al mismo tiempo. Ahora que admití que me gusta, me pone muy nerviosa hablarle, tengo miedo de cagarla todo el tiempo. Me preguntó un par de veces si había hecho algo, porque cuando nos juntábamos hablaba con todos menos con él, por vergüenza. Una boluda total.
Lo peor es que tiene como un "campo magnético" demasiado atrayente, es imposible no querer estar con él todo el tiempo. Eso y que es de lo más copado del mundo. Y gracioso, y lindisimo y...
-¿vamos?- Iván me sacó de mis pensamientos. Qué vergüenza debo haber quedado tarada pensando.
-si- levanté mi campera de la cama y esperé a que se diera vuelta para seguirlo.