REALMENTE TÚ

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Moze se hallaba en el patio trasero de la casa. A unos metros de la casa del Árbol, con una pala, acababa de hacer un gran pozo de tierra.
Ya había anochecido, por lo que ella no podía perder ni un solo segundo.

Dejó la pala junto al Árbol, y después caminó hacia el interior de la casa.
Surgió de nuevo unos minutos más tarde, llevaba sobre sus brazos a La Muñeca Jennifer.

Llegó hasta el pozo, y dejó caer la muñeca con mucha brusquedad dentro de el. La acomodó torpemente, de modo que su cabeza mirara hacia arriba.

  —Debo agradecerte Jennifer— dijo la falsa Moze —No sabes lo valiosa que está siendo tu vida para mí— dijo y finalmente tomó la pala y empezó a arrojar tierra dentro del pozo, en un intento por cubrirlo.

La Moze real solo podía observar como era sepultada viva. Sentía la húmeda tierra caer sobre su cuerpo de a pocos, sin poder ni siquiera mover un dedo. Le habría gustado que alguien estuviera por el lugar en ese instante, pero nadie acudía.

Cuando casi todo su cuerpo estaba enterrado y solo su cabeza quedaba visible, la Jennifer falsa se acercó al piso, y le dijo con una voz tan aterradora como el mismo Demonio:

  —Es bueno ser TÚ—

Y después de haber golpeado el rostro de la muñeca con la pala, cubrió finalmente todo su cuerpo.
Únicamente quedó fuera su cabello, pero estaba tan oscuro que fácilmente se podría mezclar con el Pasto.

La muñeca Moze dejó salir una lágrima de su ojo derecho, mientras sentía como era aplastada por la tierra.

La Jennifer malvada dejó la pala a un costado del Árbol, y se encaminó de regreso a la casa, con un machete en una de sus manos...








                           ***









Ned y Martin se encontraban en la habitación del primero. Con la puerta asegurada, ventanas cerradas y una especie de fuerte que habían construido de forma improvisada.

  —¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar?— preguntó Martin de la nada.

Hacía una hora que había anochecido, y Lisa todavía no llegaba a casa. Temían que algo pudiera haberle sucedido.

  —Tranquilo, Lisa no tardará— dijo Ned intentando calmar a su amigo.

Tenía horas que no sabían nada de Moze, no la habían escuchado, ni siquiera visto su sombra. Pero Ned ya no sentía ganas de estar cerca de Jennifer, o bueno, de esa cosa que se hacía pasar por ella.
Su postura sobre la posesión de Moze seguía en pie, solo que no tenía el suficiente valor para salir del cuarto.

  —Bigged, ¿qué pasaría si Jennifer no vuelve?— cuestionó Martin tímidamente.

Ned casi de inmediato lo vió de forma despectiva. No quería, y no iba a imaginar eso.

  —Te encanta meter más miedo ¿verdad?— dijo Ned viendo hacia el cielo estrellado en medio de la noche. Las ventanas pese a estar cerradas, les permitían una gran visión del exterior.


De repente, los chicos oyeron un muy fuerte golpe abajo.
Ned lo recordó, era el mismo golpe cuando lo visitaron Martin, Lisa y la Moze verdadera.
Estaban tocando la puerta.

  —Debe ser Lisa, ya llegó— comentó Ned.

Se puso de pie y quitó el seguro de la puerta, para poder bajar a abrirle.

DESPUÉS DE LA ESCUELA: EL MANUAL DE NED Donde viven las historias. Descúbrelo ahora