Sabito veía su plato, a pesar de verse delicioso, no tenía hambre, pero tendría que comer, no sería desconsiderado con su hermana, suficiente tenía con hacerla levantarse temprano para preparar el desayuno.Sabito no era muy hábil en la cocina, pero su hermana, en especial su señor, eran una eminencia en ese ámbito.
Siguió viendo el plato, miro fijamente el plato, era algo nostálgico.
Observaba el paisaje por la ventana, como si con cada luz recorrida por la calle, recordará cada momento al lado de su madre.Hace apenas un par de horas, había presenciado la muerte de su madre y había sido salvado, ahora estaba en el auto de su salvador.
Aún con Makomo abrazándolo, observaba al hombre a travez del retrovisor, mirada fría y misteriosa, facciones sin emoción pero que imponían respeto, su pequeña hermana se removió en sus brazos y lo único que pudo hacer fue arrullarla, era aún una niña para Sabito y estuvo a punto de perder la inocencia por su culpa.
- llegamos- hablo neutral Giyu
Sabito no había notado el camino recorrido, pero por demás se notaba que ya no estaban en el barrio donde él creció, el lujoso departamento era prueba de ello.
Estaba tan aturdido por todo, que apenas se dio cuenta cuando Giyu ya había abierto la puerta trasera e intentaba levantar a Makomo en los brazos.
- yo puedo- dijo Sabito, pero Giyu negó
- debes descansar y reponerte, si te caes, será tedioso tener que cargar a ambos-
Sabito asintió, le debía la vida a ese hombre y deseaba pagar su deuda.
Al entrar al departamento, notó los colores sombríos y elegantes, típico de un departamento de hombre soltero.
- pueden dormir hoy en mi cuarto-
- no quiero que mi hermana y yo seamos una molestia-
- hablaremos de eso luego, por el momento dormirán en mi cama, mañana necesito que me pongas al tanto de la situación completa- dijo Giyu dejando a Makomo en la cama para ir al armario y abrirlo - te prestaré algo de mi ropa para ambos, mañana iremos por ropa y todo lo básico-
Sabito vio a Giyu poner ropa en la cama e irse, le intrigaba demasiado la forma tan fría de ser del hombre.
El día comenzó y la interacción había sido distante, la mañana siguiente a la muerte de su madre, habían acompañado a Giyu al centro comercial por ropa y lo básico, pero lamentablemente llegó algo importante y doloroso, el funeral de su madre.
Giyu se había hecho cargo de todo, Sabito pedía perdón a su madre, mientras que Makomo se abrazaba de Giyu llorando, su hermana estaba muy aferrada a su salvador por alguna razón.
Pero al momento de dar su última despedida, Makomo se abrazó fuerte de Sabito, el único presente fue Giyu y algunas personas del clan, pero ningún amigo o conocido, por primera vez, Sabito se dio cuenta de lo solos que estaban.
Pero lo que comenzó como un pago de deuda, se convirtió en una convivencia.
Giyu Tomioka era el hombre más increíble que existía.
Solamente a los días, les habían comprado una casa para ambos, equipada y muy linda, además de que estaba cerca de la zona escolar.
Había inscrito a Makomo en un muy buen colegio, él le había dicho a Sabito que se encargaría de pagar las colegiaturas.
Además de pagar terapia para Makomo, Sabito se había negado, la más afectada era Makomo, quien se despertaba de madrugada llorando y gritando, había momentos en los que Sabito no dormía, debido a los gritos de su hermana, pero en ese aspecto también Giyu había intervenido.
Acariciando la cabeza de Makomo y dándole un beso de buenas noches, es que ella dormía de forma pacífica, Giyu era como el salvavidas de Makomo y aunque le daba vergüenza admitirlo, para Sabito también.
Para ambos hermanos era común esperar verlo, Giyu había decidido poner a Makomo bajo su protección, Sabito no pudo estar más de acuerdo, después del saiko-komon, Giyu era una de las personas con más influencia y poder en el clan, pero nunca presumía o alardeaba de ellas.
Lamentablemente, ese sentimiento de agradecimiento comenzó a cambiar poco a poco, comenzó a buscar aprobación, palabras de aliento e incluso breves momentos.
Y todo dio frutos hasta el día en que por fin pudo lograr, lo que más deseaba...
- ¿quieres algo más para desayunar?-
La pregunta de Makomo, sacó a Sabito
de sus recuerdos del pasado- no, solo que casi no tengo hambre- se levanto y le dio un beso a su hermana en la cabeza - vamos o llegarás tarde a clases-
Makomo asintió y fue por su mochila, entonces Sabito sacó su cartera y la vio, esa foto, ese bello recuerdo, algo propio y tan valioso que no había dejado a nadie verlo, era su secreto, uno que era compartido, o eso seguía creyendo....
Espero les guste
Los kiere y ama inukagban
Rakel 😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘
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Daddy mafia
RandomTanjiro Kamado, un joven adolescente inigualable. Siempre vio por el bienestar de su familia. A la corta edad de quince años, había quedado a cargo de su hermana menor Nezuko, al morir sus padres y sus hermanos y ser ellos los los únicos sobrevivien...