Tanjiro Kamado, un joven adolescente inigualable.
Siempre vio por el bienestar de su familia.
A la corta edad de quince años, había quedado a cargo de su hermana menor Nezuko, al morir sus padres y sus hermanos y ser ellos los los únicos sobrevivien...
Himejima había sentido un dolor muy fuerte en su espalda, dejó caer su celular y ya no pudo escuchar más a Giyu.
Pero si se había dado cuenta de su error, él fue quien trajo al traidor a su objetivo, pensó que la confianza era algo que siempre se podía obtener de por vida si eras bueno, pero Shinobu los traicionó, la chica que siempre sonreía, era la traidora.
Intentó alcanzarla pero sus piernas no reaccionaban, el piso tenía un charco de sangre y la vista se le nublaba al saiko-komon, pero si logró ver cuando Shinobu desató a Douma y luego lo besó, ese era el motivo, el amor podría ser un arma letal, una que había sido dolorosa para el clan Ubuyashiki.
Cuando estaban por retirarse, Gyomei le habló a Shinobu.
- el oyabun siempre te apoyo, a ti, Kanae, Kanao ¿como puedes traicionarlo?-
La ira era clara en las palabras de Gyomei, él, al igual que Giyu, valoraban la lealtad por sobre todo, pero era claro que la ejecutora no.
Shinobu sonrió ante estas palabras y solo apretó más su agarre en Douma.
- pero no me dio lo que más quería, en cambio uno de sus perros me dio desamor y rompió mi corazón, así que, no tengo nada que agradecerle-
Con esas palabras salieron, no sin antes, dejar que Daki le diera unas patadas al saiko-komon, dejándolo inconsciente.
La sangre que brotaba de la cara de Gyomei ya era suficiente y cuando ya le dolió el pie, fue que Daki se calmó.
Los tres salieron juntos, Shinobu usó su celular para informarle a Muzan que había sacado a Douma y a Daki y ahora se dirigían a su territorio, no podía seguir en ese lugar, no cuando ella ya tendría un blanco en su espalda, pero nada de eso le importaba, el deseo de venganza era mayor.
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Giyu manejaba rápido, demasiado, cuando Himejima ya no le respondía al celular, sabía que algo malo había pasado, cuando llego, la mansión estaba en penumbras, era obvio, muchos estaban ocupados ayudando y solo pocos se encontraban en la entrada principal cuidando.
- Tomioka-san, bienvenido- dijo un wakagashira reverenciando
- el saiko-komon ¿no ha salido?-
- no señor, la señorita Shinobu entró con él pero...-
Al escuchar eso, Giyu sabía que todo iría mal.
Corrió de inmediato a donde estaba Douma y Daki, pero solo vio la puerta abierta y el cuerpo de Gyomei en el suelo.
Sangre estaba en el suelo, además de que el rostro del hombre estaba lleno de sangre y golpeado.
De inmediato uso toda su fuerza para cargarlo, pero solo paso poco, cuando el mismo wakagashira que lo había recibido en la entrada, llegó a su lado.
Al ver al ejecutor cargar al saiko-komon, decidió ayudarlo y en menos de unos minutos la mansión se encontraba en revolución, Himejima había sido golpeado y apuñalado y los asesinos de Muzan habían escapado, todo sin ser detectado, Giyu no tenía tiempo de explicarles que Shinobu era la culpable de todo.
