Capítulo 41: Salta, la Comadreja

20 6 3
                                    

—¡Sky! —Fue lo primero que gritó Keita al entrar al departamento, buscándolo con la mirada. Sabía que estaría muy alterado por el recién suceso —. ¿Yon? ¿Qué pasó? —Se acercó preocupado al verlo tan alterado, apenas había terminado de colgar con Lukyan.

—Esos idiotas, seguro fueron a asesinar al Sr Hinojosa —resopló exasperado, temblando de angustia.

—¿Qué? No, no, no puede... ¿estás seguro? —dijo tomándolo, para intentar calmarlo.

—Sí, Jonathan hablaba tan seguro, y los otros como borregos idiotas, le siguieron.

—¿Lukyan sabe de esto?

—Creo que los va a llamar.

—Tranquilo. Mira, vamos a guardar todo el mandado que traes, respiraremos juntos, y averiguaremos qué hacer. Hay que confiar en ellos, siempre han tenido razón y han logrado ganarse un lugar aquí. —Su boca decía eso, pero sus pensamientos estaban por otro lado.

Yon asintió de forma angustiosa, apretando los ojos e intentando respirar. Keita le dedicó una sonrisa, tomándolo de los hombros para llevarlo a la cocina, una vez recogió todo lo que se le había caído al suelo.

Keita fue a dejar las cosas al frutero, mientras Yon, acomodaba lo restante en el refri. El grandote, no podía dejar de pensar en Sky.

—Cuando regresen, ten por seguro que te apoyaré para castigar a esos muchachos —dijo Keita, intentando animar una conversación.

—Gracias, parece ser que eres el único que me toma realmente en cuenta, y respeta. Es una lástima que no me agrades —contestó con esa turbia gentileza, causando la risa de Keita. Realmente no se tomaba esas cosas a personal.

—Siento que son los comentarios del Sr. Lukyan los que te han provocado esa impresión de mí. Lo siento mucho. Realmente me gustaría que en el futuro fuéramos compañeros, me encanta escucharte hablar, eres muy inteligente —dijo con una gran sonrisa.

—Cierto, escuchar que soy tu remplazo, no me cayó nada bien —respondió con una dulce sonrisa—. Aunque, no es por eso que me desagradas. No sé cómo puedes empatizar con el mocoso de Sky.

La sonrisa de Keita se desvaneció, tensándose y sintiéndose profundamente molesto que hablara así de él.

—Te he investigado, te inculparon de homicidio cuando eras joven. Entiendo cómo debiste sentirte, naciste en la mierda igual que yo, lo que me hace preguntarme más, ¿cómo tienes estómago para relacionarte con alguien como él?

—Es un buen muchacho, es bastante lindo —respondió, carraspeando para disimular lo incómodo que estaba. Se sentía raro, temeroso sin saberlo.

—Sí, admito que por unos momentos te quise cambiar a Luke por él, pensando que sería más fácil de manipular al ver la sed de sangre que tenía, pero esa lealtad que tiene, era bastante estorbosa. Supongo que por eso se llevan bien, ambos son iguales.

Seguían dándose la espalda, intentando llevar esa conversación, mientras que Keita, con la mirada buscaba los cuchillos.

—¿Tú crees que nos parecemos? Lo dudo, Sky a su manera, es muy ingenuo. Sólo necesita una guía, es bastante inocente, tanto, que no sabe cómo gestionar su ira —balbuceó, llevando su mano al mango del arma.

—¿Tú crees? Tal vez tienes razón, del grupo, sin contar a Hush, creo que sería el más fácil de matar. Me pregunto cómo reaccionarías si abriera su garganta, y tirara de sus cuerdas vocales. Seguro se movería mucho, así que tendría que arrancarles los brazos, para que no manoteara —dijo con dulzura, soltando una risita, como si contara algo genuinamente casual.

—¿No se ahogaría con su sangre? No sé, no creo que pueda sufrir mucho así —contestó Keita, sintiendo genuina repulsión, pero debía acercarse poco a poco.

—Vaya, no esperaba esa respuesta. ¿Qué me sugieres? No quisiera repetir lo que hice con Saga, aunque admito que me puse muy creativo con ese niño.

Y bueno, el resto es historia...

Sky jalaba a los muchachos, mismos que corrieron tras de él. La cara del menor era de tanta alegría, que era difícil de describir.

—¿Sky? —jadeó Keita, al estar completamente despierto. Lo miró sin creerlo. Antes de ser balaceado, en lo que creyó fue su último aliento, se recriminó por no haber podido protegerlo. Podía jurar, que después de eso, Yon iría tras el muchacho.

—¡Keita! —gritó, abalanzándose sobre él, sin querer causándole un poco de dolor. Hundió su rostro en su pecho, hipando tan feliz.

—Estás vivo —gimió, empezando a sollozar un poco—. Mierda, ¡Yon! Sr. Lukyan, él, él es el traidor, él es...

—Lo sé —jadeó exaltado, tomando su celular. Ya estaba marcando a Jonathan, para que impidiera que éste llegara a su casa—. Mierda, apúrate, apúrate —balbuceaba alterado, nunca se le había visto tan pálido, incluso sus cabellos se despeinaban.

—Háblale, dile que ya sabes —sugirió Keita, sin dejar de abrazar a Sky—. Yon no es idiota, si sabe que nosotros sabemos, no irá al nido de serpientes que es la casa de Jonathan. Él sólo ataca cuando ve que su oponente es débil, o está en una situación de vulnerabilidad.

—Buena idea —secundó Lukyan, muy alterado. Sus manos temblaban, mientras marcaba a Yon, esperando línea.

Luke por su parte, no podía creer lo que sucedía. Todo daba vueltas, pero ahora tenía sentido algunas cosas para él.

Tomó el teléfono de Lukyan, veía que éste estaba demasiado alterado para hablar. Quién lo diría, se volvería por unos momentos, la voz de la razón. Apegó al Sr. Winchester a él, y tomó una bocanada de aire.

—¿Hola, Sr. Lukyan? Creo que en unos momentos voy a llegar —contestó con dulzura Yon.

—Yon, soy Luke. —La voz ajena no era aguda ni temblorosa, era demasiado tranquila—. Despertó Keita, ya sabemos la verdad. Jonathan lo sabe —mintió sobre eso último—. No es buena idea que vayas.

—Ah —suspiró. La voz del mayor había cambiado, denotándose un hartazgo e incluso arrogancia—. No iba a durar para siempre —resopló divertido, sonriendo ladinamente, mientras sacaba una manzana, y le daba un buen bocado—. Ya será para la otra, lo bueno es que conseguí la ubicación de donde están resguardados. Supongo que será más emocionante ahora que saben que tarde o temprano entraré ahí. Claro, que antes de...debo deshacerme de algunas piezas —balbuceó con gracia.

—...—Luke se quedó en silencio, sintiendo una lágrima salir. Su mueca, nunca había sido tan seria y afligida como en ese momento.

—Ah, debo agradecerte, por cierto. Por ti, descubrí muchas cosas de tu grupo. Será muy sencillo. Nos vemos pronto, Luke...—susurró, colgando.

Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora