Capítulo 28 Segunda Mesa

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Si supieran cuántas veces he escuchado: "Sáquenme del tercer mundo", estarían igual de asqueados. No me mal entiendan, comprendo de dónde viene esa frase, y capto que muchas veces, en vez de querer mejorar nuestro país en vías de desarrollo, simplemente queremos huir y tener mejores oportunidades, pero... ¿qué pasa si idealizamos esos famosos países de primer mundo?

No entraré en detalles sobre si es el término correcto o no —spoiler, no lo es—, pero hay lugares que romantizamos tanto, que olvidamos que existen las condiciones precarias, junto con el abuso y la violencia.

—Lo siento padre, fue un accidente —bramó Yon, hecho un ovillo en un rincón, mientras su progenitor le golpeaba con un palo de escoba.

—Eres tan inútil —gruñó, soltando el palo para comenzar a patearlo—. Una y otra, y otra, y otra vez, y no aprendes —balbuceó, claramente borracho.

¿El crimen de Yon? Tirar sin querer, la botella de su padre. ¿Cómo quería el señor que tomara el frío cristal, con sus amoratadas manos?

—No sé de dónde sacarás el dinero, pero me traerás un paquete nuevo —resopló, y escupió al niño; quien apenas a rastras, logró salir de ahí.

—Sr. Yon, Sr Yon...—le llamó Luke, teniendo que jalar un poco de su camisa—. Terminé.

—Ah sí, perdón. Tenía la mente en otro lado. Bien, ahora, ¿qué dibujaste? —dijo con una dulce sonrisa, que incomodaba a Luke, mismo que rechinaba sus dientes—. A-ah, ¿pasa algo? —carraspeó un poco nervioso.

—No sé —admitió notablemente inquieto, obligándose con la mirada a buscar una hoja y más colores—. Dibuje también, por favor.

—Eres muy dulce —respondió casi de forma automática, palmeando su cabeza—. Entonces revisemos tu dibujo, mientras me platicas de él.

—Este soy yo, mis papitos y el Sr. Winchester, estamos en un día de campo muy felices, comiendo donas. Pero también los puse a ustedes. Aquí estamos los dos agarrados de las manos, viendo las estrellas, aquí el Sr. Fernando y Lukyan abrazándome por detrás, mientras el sr Lukyan le pellizca una pompita al Sr. Fernando, y y y aquí, está Keita cargando a Sky, y y y Hush en un robot gigante, como power ranger, trayendo donas gigantes. Y hasta acá está Balaam dándole vestidos a la srita Mary, y por último, pero no menos importantes, Noa dándole besitos al sr Jonathan que le regala la luna.

Yon sonrió arqueando las cejas, había algunos problemas con las descripciones de Luke. La parte donde los incluía, aunque amontonada y mal dibujada, iba acorde a lo que él platicaba, mientras que la parte de sus padres, estaba llena de violencia; rayones rojos y negros, junto con trazos explícitos de cómo los había asesinados.

—Luke, quisiera que intentáramos una vez más este ejercicio, si me lo permites —dijo con una sonrisa dibujada en los labios.

—Pero ¿no va a dibujar? Dibuje, dibuje. Puede dibujarse con sus papitos. Dibujar a mis papitos me pone muy feliz.

—Luke —le llamó con gentileza—. Mi padre es una persona horrible y miserable. Si hubiera podido, lo habría matado como tú lo hiciste con tus padres— soltó con una escalofriante amabilidad.

Luke se quedó callado, casi helado por esas inesperadas palabras. Incluso olvidó respirar, sintiendo un profundo hueco en el estómago.

—¿Necesita un amigo? —logró decir, ya con su costal de payaso en la cara—. Puedo darle un abrazo —jadeó ansiosamente—. Pero si somos amigos, no puede andar mintiendo sobre esas cosas horribles.

—Lo siento. —Rio por lo bajo, aun sonriéndole al menor—. Sí, creo que necesito un amigo. Aunque tú ya tienes muchos, ¿no?

—Pero cada uno es único, igual que...tú —dijo Luke, atreviéndose a "tutearlo" ahora que ponían sobre la mesa el ser amigos—. Mis papis fueron buenos, seguro el tuyo tuvo también buenos momentos —musitó tímidamente.

—...—Alzó las cejas un poco al oírle—. Bueno, en este mundo, la gente como tú y yo, parecemos remplazables, pero tienes razón. Somos bastantes únicos, sólo que la gente no puede apreciarlo.

—Somos únicos y amados, no cambiaría nada —sentenció Luke, aunque guardó un poco de silencio. Debajo del costal se podía oír cómo rechinaba los dientes.

—¿Qué tienes en mente, Luke? —susurró con gentileza.

—Creo que soy una cortada que sangra —musitó, golpeando ligeramente su pecho, para calmar la ansiedad.

—¿Cómo puedes detener el sangrado? —cuestionó. Aunque no entendía a qué se refería, le seguía la corriente.

—...—Luke guardó silencio, sin saber qué contestar—. Podemos preguntarle después al Sr. Fernando, él me dijo que no se podía pedirle a una cortada el no sangrar —habló, intentando aclarar su garganta, pues inevitablemente empezaba a hipar. Tenía momentos así, y Luke no entendía porqué. Aunque para ti, mi querido lector, y para mí, es obvio que el: "Me hubiera gustado matarlo, así como tú mataste a tus padres" le despertó algo en su interior. No diría que odio, porque Luke no odia a pesar de todo, Luke teme.

—¿La sangre es tristeza? —susurró al notar cómo quería contener su llanto—. Sácalo —musitó, jalándole para darle un profundo abrazo—. Aquí estoy —dijo cerca de él, a punto de acariciar su nuca, hasta que Keita le detuvo.

—Creo que debemos hablar —carraspeó Keita, algo apenado, incómodo, pero serio.

—Bien, de qué quieres hablar —dijo Yon, sonriendo tranquilamente apenas estuvieron fuera del departamento.

—Creo que deberíamos parar de dar terapia a esos chicos. No es ético lo que estamos haciendo. No debe haber contacto físico, ni mucho menos encariñarnos. Esto está mal, más que bien, podemos perjudicarlos porque no los vemos con objetividad. No quiero...no quiero dañar a Sky, y, y, y...creo que voy a vomitar —jadeó Keita, sintiendo que se mareaba por la verborrea.

—Respira, respira —dijo un poco divertido, de verlo tan exaltado y preocupado—. Tal vez no sea ético, pero dime... ¿has tenido buenos resultados con Sky?

—Uh, sí, pero...

—Entonces, no veo el problema.

—Pensé que eras un poco más...

—¿Estricto? Tal vez, pero dada las circunstancias, ya hemos hecho y desecho tantas cosas. No creo que esto pueda empeorarlo, además, cuando esto termine, muy posiblemente ellos sean ejecutados.

—Hey —le reprendió un poco, a pesar de ser su superior—. No digas eso, ellos...

—Asesinaron gente. Créeme, me siento igual que tú. Nosotros pudimos ser ellos —carraspeó un poco incómodo, tallándose el brazo.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado, ignorando un poco aquella aseveración.

—No sé, sólo —suspiró un poco, tallándose la nuca—. Admito que sólo quiero quedarme más con Luke, me enfada un poco su entusiasmo y forma de ver las cosas, pero igual, no sé...tal vez quiero aprender un poco de eso. Ese chico me hace sentir que soy bueno en lo que hago.

—¿Qué? ¿Pero de qué hablas? Estás con los federales, claro que eres bueno.

—Estoy ahí porque tú rechazaste el puesto —contestó, sin dejar esa dulce sonrisa—. Casi no se me ha involucrado en el caso como a ti, si ahora voy a las escenas, es por el incidente del otro día. Estoy aquí, todo el día, como niñero de Luke, y aunque eso podría molestar a cualquiera, honestamente...estoy bien, por primera vez no soy plato de segunda mesa. —Yon resopló una risa fastidiada—. Intento ser agradable, pero llega un punto en que simplemente no sé qué quiere la gente de mi. Como sea, seguiré con Luke,

—¿Alguna vez has intentado ser tu mismo? —preguntó Keita, algo preocupado de oírle—. ¿Quieres un abrazo? Tengo abrazos gratis.

Yon se le quedó viendo por unos momentos, con una expresión seria de desagrado. Se dio la media vuelta, entró al departamento, puso seguro, y dejó afuera a Keita.

—A-ah, ¡un no bastaba! —gimoteó, intentando entrar.

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