Capítulo 30 Jaque

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"Y la guerra contra el narco sigue, el pasado lunes del presente mes y año, se atrapó al líder del cartel más importante. Nuestra guardia nacional, héroes que han sabido hacer su..."

—Hijo, quita esa porquería —resopló una ronca voz.

—Pero papá, ya atraparon a los malos. Ya no es necesario irnos —gimoteó un inocente Fernando.

—Que apagues eso, y empieza a empacar. Sólo puedes llevar lo necesario —ordenó con dureza, sin embargo, al ver la cara afligida de su hijo, suspiró—. Lo que nunca dicen en la tele —dijo sentándose a su lado, apagando el aparato, para abrazarlo—. Es lo que costó el "atrapar" a ese tipo. Cientos de civiles, incluyendo tu madre, han sido asesinados por culpa del narco, hijo. La cárcel no los va a detener...

—¿Qué, por qué? —jadeó espantado, apegándose a su padre.

—Aquí, la cárcel es el hotel más caro. Ellos mueven sus hilos desde adentro, esto no va a terminar, por eso nos iremos. Prometo que todo será mejor del otro lado.

—Preparen una unidad de sangre. Tenemos hombre latino, 1.79, herido de bala, ninguna de ellas atravesó el cuerpo...—hablaba una de las paramédicos, aunque por momentos, su voz se tornaba borrosa para Fernando, quien iba y venía.

Lo subían a la ambulancia con cuidado, pues una de las balas estaba muy cerca de su columna. Un mal movimiento, y bueno, ya se imaginarán.

Lukyan miraba cómo se llevaban a su compañero, a la vez que abrazaba a un alterado Luke. Lo contenía con todas sus fuerzas, pero sin lastimarlo, intentando limpiar la sangre que enloquecía al menor. Ambos estaban muy asustados, no sabían qué hacer.

—Yo iré al hospital —dijo Keita, intentando llamar su atención, tomando el rostro del ruso, quien se veía ido.

—Y yo te acompañaré —sentenció Sky, tomándole de la ropa.

—No, tú te quedarás. Yon está a cargo, obedécelo. Por favor, no salgan, y toma...—A Keita le importó un soberano pepino darle una navaja suiza a Sky—. Sé que tendrás la creatividad para usarlo, por favor, cuídense —dijo como último, sin darle la oportunidad de réplica.

—Nosotros...nosotros iremos a revisar las cámaras —logró decir Lukyan, que aún temblaba—. Me llevaré a Luke —sentenció, sabiendo que el menor no podía desprenderse de él en este momento.

—U-uh, sí —contestó en un mar de sentimientos. Por un lado, estaba preocupado por Fernando, y Keita que se iba solo, y por el otro, sentía una profunda felicidad de que el mayor confiara en él a tal forma de darle un arma—. Yo, regresaré. Seguro Papá Jonathan viene en camino —dijo por inercia, sin darse cuenta que le llamaba de esa forma.

—Ay por dios, ¿están bien? —jadeó Noa, quien corría hacia ellos, tomando el rostro de Luke para revisarlo.

—¿Dejaron solo al alcalde? —susurró Lukyan, sorprendido de verlo ahí, seguro de que Jonathan no le había dejado.

—Él está seguro, no te preocupes...

—¿Y Jonathan? —preguntó Sky, buscándolo con la mirada.

—Ahuyentando a la prensa —respondió Noa con simpleza.

—¿Có...? —Sky no terminó de preguntar, cuando afuera se escucharon balazos. Claro que el muchacho se tiró al suelo, mientras que Lukyan apegaba y protegía—. ¿Qué carajos? —gruñó sacando su arma, agitándola al aire.

—Ya ahuyenté a esos buitres, odio las pistolas, pero ni modo que los pique a cada uno —resopló Jonathan, quien entraba despreocupado—. No le di a nadie, para que no empiecen. Yo les acompañaré, Noa, quédate con los chicos —ordenó, mientras ayudaba a Los rubios a levantarse.

Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora