Capítulo 38 La Bella y la Bestia

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"Últimas noticias, los cateos han sido exitosos, se han descubierto decenas de lugares dedicados a la prostitución infantil, todos en edificios que pertenecieron a la constructora de Carlos Hinojosa, por ahora, escuchemos al nuevo gobernador Andrés que ha sido el autor intelectual de esta gran limpia, vamos contigo López..."

"Gracias, Loret, estamos aquí con la exclusiva del gobernador que nos dirá cuál será el nuevo estado legal de los afamados cuatro jinetes, lo escuchamos, señor..."

"Muchas gracias, estamos haciendo una gran labor. Mientras que Duarte me hizo el favor de donar una gran cantidad de dinero y servicios, donde atenderemos a las y los jóvenes rescatados, así como Azcárraga presta estos medios para extender las buenas nuevas, yo necesito hacer mi parte, proclamando como héroes a Los Cuatro Jinetes. Ellos intentaron hacer lo que nosotros no pudimos desde un inicio, fallamos. Ellos se dedicaron a disminuir los casos de corrupción, castigando a personas de altos mandos, que desgraciadamente se regocijaban en la trata de personas...Si están viendo esto, desearía verlos para darles una medalla, junto con los policías y federales que ayudaron a destapar toda esta porquería..."

Pasaron unos días, todo se había relajado. Keita seguía en cama inconsciente, mientras que Fernando había despertado desde hace tiempo. Siempre lo visitaba Luke, dándole comida, ayudándole con sus ejercicios, y platicando con él de vez en vez, teniendo a Yon como compañía.

Por otro lado, Lukyan seguía investigando en casa de Jonathan, por debajo del agua junto con Hush. Habían tenido que pausar un poco lo del video, dado los revuelos, y urgencia de saber quiénes más estaban involucrados pues, aunque supieran quién era el verdadero traidor, estaban seguros que éste no les soltaría toda la sopa. Los dos no soltaban ni un solo papel, con tal de ver el patrón e intentar ubicar a los magnates en las escenas del crimen. Todavía había demasiados cabos sueltos.

Jonathan y Noa, además de pasar el tiempo juntos, cuidaban al alcalde, sacándole toda la información, y funcionando como sus representantes al momento de comenzar a abrir los refugios para las nuevas personas que salían de los prostíbulos. Aunque el Alcalde se sentía seguro de ya salir, confiaba en Jonathan cuando le decía que no era momento.

Y finalmente, Balaam y Mary. Como dirían: "Fábula ancestral; canto celestial, es tan singular, que te hace cambiar, lo que estaba mal".

—Me hubiera gustado que esto pasara hace unas semanas —susurró Mary, sentada sobre el elegante sofá, a la vez que abrazaba sus piernas.

El lugar era precioso, casi como un museo victoriano, sin embargo, Mary no podía disfrutar nada por los acontecimientos recientes. Saga no estaba, podía jurar que, si él estuviera ahí, no dormirían por estar descubriendo cada rincón de esa mansión. Comerían hasta sentirse a reventar, brincarían sobre las cómodas camas, tendrían noches de spa, contarían chismes, quién sabe, esas cosas que el niño le había hecho descubrir que eran divertidas, aun haciéndolas en su humilde y antiguo departamento.

—Mary...—le llamó Balaam, quién durante estos días, había dejado que ella tomara su distancia. No quería hostigarla, pero tampoco quería dejar que se hundiera en su clara depresión.

La mencionada volteó a verle, sus ojos eran vacíos y tristes. Notó qué en sus manos, traía una bandeja con una variedad de bocadillos, importantes.

—Le traje de todo un poco de...—Hizo una mueca, quedándose callado. Se acercó, y sentó a su lado para colocar la bandeja sobre la mesa—. Sabe, hay lugares muy bonitos aquí. ¿Sabía qué Jonathan llenó hace años su alberca, para nosotros? También hizo un invernadero para cuando lo visitáramos, seguro te gustará. También tiene un salón que, aunque no lo usa, a veces es bueno ir para escuchar música.

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