Capítulo 9: El Gato Viudo

20 6 3
                                    

"Cuando la luna se pone regrandota

Como una pelotota y alumbra el callejón

Se oye el maullido del triste gato viudo

Y su lomo peludo se eriza con horror

Pero no falta quien mande un zapatazo

Que salga hecho balazo a quitarle lo chillón

Y en el alero del místico tejado

El gato se ha quejado cantando esta canción

Gato: para curar mi mal de amores

Dijeron los doctores que no había salvación"

—Sky, Sky...Sky —habló Keita, sacudiendo un poco al menor—. Tranquilo, todo está bien.

—Alguien quítele el estúpido tenedor a Luke —gruñó Fernando, quien el apagón le había agarrado en plena ducha. Todavía tenía jabón en la cabeza.

—No le grites —resopló Yon, sorpresivamente irritado—. ¿No deberíamos ir con un doctor? Meter un tenedor al enchufe no es poca cosa.

—Yo lo veo perfectamente bien —dijo Noa con calma.

—¿Ir al doctor, no eres tú un doctor? —cuestionó Fernando.

—En teoría, pero aun si fuese cardiólogo, internista, o lo que sea... ¿acaso ves equipo para tratar a un muchacho que fue electrocutado al punto de que se reventaran los fusibles?

—Yo lo veo bien —dijo Lukyan con tranquilidad.

—Puedo oler los colores —balbuceó Luke.

—Señores, ¿pueden hacerme el favor de callarse? —gruñó Keita, notablemente enojado.

Sky le tenía mucho miedo a la oscuridad, y aunque el hombre le alumbraba con su celular, el menor sentía que la noche se lo iba a comer. El pobre temblaba, clavando sus uñas en la ropa ajena, a la vez que veía directamente la luz de la lámpara.

—Sky, te vas a lastimar la vista —musitó el hombre, dejando que éste se apegara a él.

Todos los agentes parecían sorprendidos al genuino terror del criminal; pues incluso sus ojos se veían llorosos. El peliblanco no podía ni hablar, realmente estaba incapacitado.

—Ya arreglé todo —intervino Hush con su característica voz infantil, al mismo tiempo en que la luz regresaba.

Keita suspiró aliviado, mientras que Sky comenzaba a hipar de forma contenida, ahogándose con sus propios sollozos. Sus parpados estaban algo inundados de sangre, pues en la desesperación, se jaló éstos para intentar que más luz entrara a su mirada.

—Iré a hacerle curación —anunció Keita, cargando al menor con cuidado, quien se encaramó con plena confianza.

—¿Por qué carajos metiste un "pendejo" tenedor al enchufe? —regañó Fernando a Luke.

Luke le miró desde abajo, parpadeando de forma incrédula. A pesar de oler a quemadito, estaba perfectamente bien, dentro de lo que se podía.

—No sé, alguien me dijo que lo hiciera...no recuerdo quién. —Luke tenía los pensamientos fritos, aunque...nadie se extrañaba. Era normal que él hiciera esas imprudencias.

—¿Dónde está el Sr. Winchester? —resopló Balaam, enfadado de que éste descuidara al menor, a su vez que se acercaba para revisar bien sus pupilas, ritmo cardiaco; vaya, cerciorarse que estuviese bien.

El barullo se fue alejando, seguían atendiendo a Luke, mientras Keita ya en su habitación, sentaba a Sky para revisarlo. El hombre no se atrevía a pronunciar palabras, podía notar cómo el menor temblaba, intentando calmar lo alterado que estaba.

—Sky...—pronunció finalmente, al observar cómo esos ojos de tiburón, se movían de un lado a otro de forma temblorosa. Como si estuviese reviviendo un recuerdo.

—Keita, hay una nueva escena del crimen, debemos...—Fernando se asomó, guardando silencio ante la escena.

—Lleven a alguien más, yo necesito quedarme. Sky no está en condiciones de salir, y menos si es de noche —sentenció.

Fernando asintió con las cejas curvas, sin saber por qué se preocupaba. Ahora sólo tenía que pensar a quién llevar como su asesor.

—Vaya, que bonito. Me sacan a pasear de noche —bromeó a medias Balaam, riendo con dulzura.

Lukyan le miraba fijamente desde su asiento, no parpadeaba un poco. Parecía estar demasiado alerta.

—Quisiera saber... ¿es todo esto necesario? Espero no tuviesen así a Sky cuando lo sacaban. —Rio con dulzura. Balaam tenía una camisa de fuerza y bozal, como una mala imitación de Hannibal Lecter.

—Es sólo una precaución, considerando tu complexión —señaló Lukyan, inexpresivo.

—Para sorpresa mía, esto no fue mi idea —dijo Fernando con una extraña tranquilidad. Aunque Balaam no le agradase, sentía que esto era un exceso.

—Informe del caso —ordenó Lukyan, ignorando a Fernando.

El mencionado resopló algo irritado, achicando un poco la mirada. Suspiró un poco, tallándose la nuca.

—Bien, nos dirigimos a Avenida Lis. Se reportó un cuerpo en un basurero a lado del hotel Sambac, se aproxima que tiene dos semanas de descomposición. Y antes de que me preguntes cómo es que nadie se dio cuenta, el cuerpo fue movido al basurero. Los forenses del lugar estiman que lleva unas cinco horas. En laboratorio averiguarán cuál fue su lugar de procedencia, pero encontraron lo que posiblemente es asfalto debajo de sus uñas. El cuerpo fue encontrado por un grupo de prostitutas, algunas fueron vistas que huyeron horrorizadas, mientras que una llamó al 911.

—Entendido, ¿causa de muerte? —preguntó Lukyan.

—No se sabe, eso lo verán en el laboratorio, pero se sospecha que fue por estómago distendido...

—¿Posiblemente su estómago se llenó de sangre? —interrumpió Balaam con seriedad.

—Posiblemente —musitó sin saber si debía enseñar las fotos del informe.

—¿Qué edad tenía la persona? —dijo Balaam, leyendo a la perfección la expresión del agente.

— Se estima que unos 10 años.

— El Nombre de la calle y el hotel es casi irónico —musitó Balaam, mirando por la

ventana, repasando mentalmente a todas sus víctimas o futuras víctimas.

— ¿A qué te refieres? —cuestionó Fernando, sintiendo cómo el coche llegaba a la escena del crimen.

— No importa —contestó el criminal, bajando apenas le abrieron la puerta.

—¿Puedo saber por qué estamos aquí, y no el departamento de víctimas especiales? —cuestionó Lukyan, mientras bajaba. Sospechan que su caso tenía que ver con la trata de personas, pero aún no podían asegurarlo como para encargarse de éste tipo de casos.

—Espero entiendan que prefiero que lo vean por ustedes mismos — contestó Fernando.

El cielo a pesar de ser de noche, se notaba nublado. El cielo tronaba, como suplicando justicia por la criatura que estaba tendida en el suelo para ser revisada por nuestros agentes.

—Pero...¿Qué mierda? —se le salió a Balaam.

Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora